Marco Aurelio en "Tienes una vida para vivir"

Marco Aurelio, apodado el sabio, (26 de abril de 121 - 17 de marzo de 180 d.C.), fue el último de los llamados Cinco Buenos Emperadores de la antigua Roma. Es considerado una de las figuras más representativas de la filosofía estoica.  Meditaciones, su gran obra, es considerada un portal de su vida interior, que perdura como pilar del pensamiento occidental.

Las preguntas que intenta responder en Meditaciones son atemporales. Todavía en la actualidad nos preguntamos: ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo se puede hacer frente a las tensiones y presiones de la vida diaria? ¿Cómo hacer lo que es correcto? ¿Cómo hacer frente a la pérdida y el dolor?  ¿Cómo puedo manejar la desgracia? ¿Cómo podemos vivir sabiendo que un día no lo haremos más?

Estas son algunas de las lecciones que podemos extraer del libro: 

"Concéntrate cada minuto como un romano –como un hombre / mujer– en realizar lo que está delante tuyo con precisión, y con dignidad rigurosa y no fingida, con afecto, con libertad y con justicia. Libérate de todas las distracciones. Sí, puedes hacerlo, si lo haces como si fuera la última cosa que harías en tu vida, si dejaras de vivir sin un propósito, si dejaras de permitir que tus emociones prevalezcan sobre lo que la mente te dice, si dejaras de ser hipócrita, egoísta, e irritable."

"¿Te distraen las cosas externas? Entonces haz tiempo para aprender algo que valga la pena. Deja de ser arrastrado a cualquier dirección. Pero asegúrate de protegerte ante otro tipo de extravío, en el que las personas trabajan toda su vida, pero no tiene un propósito, y terminan desperdiciando su tiempo, aun cuando trabajan muy duro.”

“Aunque vayas a vivir tres mil años o tres mil veces diez mil, recuerda: no se puede perder otra vida que ésta que estás viviendo ahora, o vivir otra que la estás perdiendo. Se iguala por tanto lo más duradero con lo más breve. En efecto, el presente es igual para todos, como también lo que muere, y lo que dejamos atrás se manifiesta efímero por igual. Porque uno no puede perder el pasado, ni el futuro; ¿Cómo podrías perder lo que no tienes?"

“No pierdas el resto de tu tiempo preocupándote por otras personas a menos que afecte el bien común. Eso te impedirá que hagas cosas inútiles. Sino estarás preocupado por lo que hace fulano, por qué, qué está diciendo, qué se propone, y todas las otras cosas que te impiden actuar con rectitud. "

“Olvida todo lo demás. Quédate solo con estas pocas cosas y recuerda que cada uno de nosotros solo vive este presente efímero. Lo demás o ya está vivido o es incierto..."

Austin Kleon en 10 cosas que las personas creativas deben recordar

Austin Kleon, –escritor, artista, y un agudo observador y participante en la economía creativa de la era digital–  cuando fue invitado a dar una charla a los estudiantes de una universidad de Nueva York, preparó una lista de las 10 cosas que le hubiera gustado haber oído cuando él empezaba su carrera.

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  1. Roba como un artista.

  2. No esperes a saber quién eres para empezar.

  3. Escribe el libro que deseas leer.

  4. Usa tus manos.

  5. Los proyectos paralelos y los pasatiempos son importantes

  6. El secreto: hacer un buen trabajo y compartirlo con la gente.

  7. La geografía ya no nos domina.

  8. Se bueno. (El mundo es una pequeña ciudad.)

  9. Se aburrido. (Es la única manera de terminar el trabajo.)

  10. La creatividad es quitar cosas.

El texto y las diapositivas de la charla "sacudieron el mundo creativo" (GalleyCat) y se hizo viral. Tanto se habló, que decidió profundizar el contenido del manifiesto, convirtiéndolo en un libro muy ilustrativo que se publicó en el 2012. El libro “Roba como un artista” (Steal like an artist) tiene hoy cientos de miles de copias impresas y se ha traducido a más de doce idiomas.

En su libro, Kleon explica cómo mirar el mundo con los ojos de un artista. Sin juzgar qué ideas son buenas o malas, solo capturando ideas hasta que obtengas lo mejor.

Nos detalla también las cualidades que se necesitan para cultivar la vida creativa –cosas como la bondad, la curiosidad, “los pasatiempos productivos", “la voluntad de parecer estúpido"– lo que demuestra que la "creatividad" no es un fenómeno abstracto conferido a pocos afortunados, sino más bien un modo deliberado de pensar que podemos ir construyendo nosotros mismos. Como él dice, “tú eres el responsable de lo que dejas entrar en tu vida." 

Sobre el temor de empezar
Nos ayuda a reflexionar que el temor que podemos sentir para hacer  cosas diferentes, o para iniciar nuestros propósitos, son excusas. Son pensamientos que se nos vienen a la cabeza, donde tratamos de racionalizar y crearnos explicaciones de por qué no las hacemos; y sobre todo, nos hace notar, es más común de lo que creemos. 

Haz las cosas, conócete a tí mismo.
Estás listo. Empieza. Es posible que tengas miedo de empezar, eso es natural. Hay esta cosa que se da de manera desenfrenada en las personas educadas que se llama el síndrome del impostor. Esto significa que las personas se pueden sentir como farsantes, que están improvisando; que realmente no tienen idea de lo que están haciendo. Adivina qué: ninguno de nosotros tenemos idea. Pregúntale a cualquiera que haga un trabajo verdaderamente creativo, y te dirán la verdad: que no saben de dónde vienen las buenas ideas. Ellos solo aparecen para hacer su trabajo. Cada día. De manera constante.

...y si todavía sientes miedo: finge hasta que te lo creas. Encuentra a tus héroes de los que quieres aprender. Inspírate en su trabajo. Emula sus ideas; y al final incorpora algo que solo tú puedas transmitir al mundo.  

Sobre hacer lo que amas, Kleon nos dice que el mejor consejo que le dieron es que no escribiera sobre lo que sabe, sino sobre lo que le gusta. 

Escribe esa clase de historias que te encanta. Escribe la historia que quieras leer. El mismo principio aplica para la vida y la carrera profesional: Cada vez que te sientas desorientado sobre qué paso dar, solo pregúntate: ¿Qué haría una mejor historia?

Empieza ha hacer las cosas.
El manifiesto es el siguiente: Dibuja la pintura de arte que te gustaría ver; inicia el negocio que te gustaría tener; toca la música que te gustaría escuchar; escribe los libros que te gustaría leer; crea los productos que te gustaría usar. – Haz el trabajo que te gustaría ver hecho.

Roba como un artista nos ayuda a reflexionar, profundizar y nos reta a mirar el mundo con los ojos de un artista. Sin juzgar qué ideas son buenas o malas, solo capturando ideas hasta que obtengas lo mejor.  Nos reta a aprender.  Aprender hasta que incorpores lo aprendido, lo adaptes, lo transformes; y puedas comunicar tu propia versión, tus propias ideas.

Tienes la oportunidad de cambiar las cosas

"El libro que cambiará tu vida, es el libro que tu escribas”  
– Seth Godin

Hace poco me comentaban unas personas su temor por la coyuntura de mercado y cómo podía afectar su trabajo. Mientras los escuchaba hablar, percibía que el temor les estaba haciendo perder de vista el enfoque, y que no estaban viendo las oportunidades que se podían presentar.  Estaban a la espera de que alguien viniera a decirles qué hacer, de que alguien los motivase o los reafirmase en que están haciendo lo correcto… Necesitaban que alguien haga algo.

Es común y cómodo pensar que el problema no es mío, y esperar que otro lo resuelva.

Pensaba qué importante es, ante situaciones más complejas, la madurez de las personas, su inteligencia emocional y, sobre todo,  tomar la posición de hacerme responsable por las cosas que puedo controlar.

Seth Godin es considerado uno de los pensadores más importantes del Marketing del siglo XXI, y uno de los más grandes visionarios del mercado. En su último libro titulado “Qué hacer cuando es tu turno, y es siempre tu turno”, recoge de manera extraordinaria estas situaciones y nos reta a reflexionar y tomar acción sobre los temores que nos paralizan o nos hacen inventar excusas para escondernos. 

Intenciones:
Te es posible tomar tu turno a propósito, sin esperar a que alguien te motive o te convenza, para que centres tu atención, coloques intenciones en tu vida, y te conviertas en la clase de persona que hace la diferencia.

Un doctor no te puede realizar una cirugía accidentalmente. Un primer violinista no practica solo cuando está de buen ánimo. Un piloto no se esfuerza por volar con seguridad solo cuando su supervisor lo está mirando.

Es posible que tú cambies tu punto de vista, tu enfoque y tus expectativas, y que elijas tomar tu turno, para aparecer activamente de manera constante y aportando valor cada día.

Hablamos de que tomes tu turno, y no de que esperes a que alguien te llame o te lo dé.

La persona que más falla, gana…
El famoso escritor Stephen King da a menudo conferencias de sus libros. En una oportunidad, después de terminar de hablar, dijo: "¿alguna pregunta?” Inevitablemente, alguien levantó su mano –lo parafraseo aquí– y le dijo: "Señor King, usted es uno de los autores más queridos, famoso y que tiene los libros más vendidos de la historia. ¿Qué tipo de lápiz utiliza para escribir sus libros?" Es casi como afirmar que si el que pregunta supiera qué tipo lápiz utiliza Stephen King, podría ser más como Stephen King.

Las personas a menudo buscan a los inventores y creativos y preguntan: ¿de dónde sacan todas esas buenas ideas? No notan que eso es lo que hacen las personas que "crean". Dejan que las ideas fluyan. Se sientan, hacen su trabajo, y las ideas vienen.

Malas ideas, buenas ideas… no te toca juzgarlas hasta después. En este momento tu trabajo es solo producir ideas. Luego podrás corregirlas, podrás seleccionarlas, podrás censurarlas. Pero ahora, ten malas ideas. Montones y montones de malas ideas.

La segunda mitad de la regla es: una vez que tengas lo mejor que puedes dar, tienes que lanzarlo. Tienes que interactuar con el mercado, participar, conectar y ver que pasa.

La regla es simple: la persona que más falla, gana. Si yo fallo más que tú, yo gano. Porque la única manera de seguir fallando, es que seas suficientemente bueno para seguir jugando. Por lo tanto, si fallas cataclísmicamente y nunca juegas otra vez, solo habrás fallado una vez. Pero si estas constantemente entregándote, mostrando tu trabajo al mundo, creando e iniciando cosas, aprenderás un sinfín de cosas. Aprenderás a ver las cosas con precisión. Aprenderás la diferencia entre una buena y una mala idea, y sobre todo seguirás creando.

No hay tal cosa como el bloqueo del escritor
Algunas personas necesitan estar motivadas. O por lo menos, eso es lo que piensan. Necesitan que los astros estén alineados y tener el estado de animo adecuado para poder hacer un trabajo creativo.

De hecho, algunas personas se repiten esto así mismas, pero solo es una forma de esconderse.

La motivación, decía Zig Ziglar, se parece mucho a la ducha. Es útil, pero no dura. por lo que se necesita repetirla muy a menudo.

Si encuentras que los libros de motivación, o las conversaciones con algunas personas te ayudan a ponerte en marcha, pon todos los medios y utiliza esas herramientas; han funcionado para mi y podrían funcionar para ti. Pero no son necesarias.

Hay dos cosas que son necesarias:

A. Ver el cambio cultural y económico y lograr darte cuenta, de que de hecho, es tu turno.

B. Desarrollar un hábito. El hábito de hacer las cosas de forma constante. De escribir cuando es el momento de escribir; de levantar la mano cuando pregunten; de lanzarse cada vez. Un hábito que es parte de lo que significa hacer el trabajo. La postura de moverse con la oportunidad, de conectar, crear, y escogerte a ti mismo: éste es el trabajo. El grado de motivación que tienes hoy, no tiene nada que ver con la oportunidad y la obligación que se te presenta.

Tener el estado de ánimo adecuado para hacer un trabajo creativo
Esto es lo que no funciona: Tener buen estado de ánimo. Tener el soporte adecuado. Encontrar personas que te reten, que te empujen, que te reconozcan, para que explores nuevas maneras de que tomes tu turno.

La mitología del brillante, donde el innovador está dotado de magia, es un mito.

No se trata de estar parado en la luz adecuada, o de estar en el momento adecuado para dejar que la oportunidad llegue. No se trata de descubrir como estar lo suficientemente cómodo para empezar a trabajar. La realidad es que solo seremos capaces de crear trabajos que importen cuando estemos dispuestos a estar incomodos mientras lo hacemos.

Si no nos atrevemos a intentarlo, es nuestra culpa:
El problema con la capacidad de tomar tu turno es simple: hace que las cosas sean tu culpa. No solo las cosas que haces, sino también las cosas que dejas de hacer.

Los políticos aprendieron hace mucho tiempo que la mejor manera de ser elegidos es hacer que toda la culpa sea de otra persona. Culpar a otras personas, o la cultura, o el gobierno. Cualquiera es culpable, menos yo.

Y sin embargo, esta nueva economía que se nos presenta sin invitación nos sigue recordando algo que nos asusta: si quieres cantar, canta.

No hay duda que los impedimentos culturales y sociales dan a algunas personas una gran ventaja. Dónde creció, quiénes fueron sus padres, cómo te juzga la gente… todas estas cosas son reales, no te las has imaginado.

Pero eso no cambia la cantidad de cosas que han cambiado. Lo que ha cambiado es que hoy, más que nunca, más personas tienen un dispositivo con el que están siempre conectadas; que tienen acceso a información, cursos, y oportunidades que no se hubieran imaginado hace solo 20 años. ¡20 años!

Es algo demasiado extraordinario como para que lo desperdiciemos. Y, la mayoría de veces, lo estamos desperdiciando. Lo desperdiciamos esperando una garantía.

"El destino está en nuestras propias manos. Si no tenemos éxito (*), es nuestra propia culpa"– , Elon Musk

Tienes la oportunidad de cambiar las cosas
Como señaló Michael Shrage, eso es lo que las grandes organizaciones hacen. Los artistas y los seres humanos también. Hacemos el cambio.

¿Qué te importa tanto como para corregirlo, ser disruptivo, o inventar?

Empieza aquí, ahora mismo. Si estás dispuesto a pasar un mal rato por las cosas que realmente importan, seremos capaces de realizar el cambio. O por lo menos podemos intentarlo.

No apartes la vista. Mira la oportunidad. Tómala.
Es tuya.

(*) Cuidado acerca de cómo defines el éxito! Debe ser tu definición de una cosa vale la pena hacerlo, no de otra persona

Dos principios para desarrollar la confianza

La confianza es una de las formas más poderosas de motivación e inspiración. Las personas quieren que confiemos en ellas, responden a la confianza,  crecen en la confianza. La confianza se puede establecer, extender y restaurar; pero hay que saber usarla, no como una técnica de manipulación, sino como una forma más efectiva para relacionarnos y trabajar con los demás. Como una de las formas más eficaces de conseguir resultados. 

Stephen M. R. Covey, en su libro "The Speed of Trust" (La Velocidad de la Confianza), nos dice que primero tenemos que entender cómo funciona la confianza: La confianza es una función de dos cosas: carácter y competencias. Carácter incluye integridad, motivo, e intención con la gente. Competencias incluye capacidades, habilidades, resultados, e historial. Y ambas son vitales.

La clave está en entender y aprender a navegar en lo que él ha llamado los "5 niveles de confianza", donde define los contextos en los que ésta se establece.

El primer nivel, confianza en uno mismo refleja la fortaleza del enfoque de "adentro hacia afuera".  Nos dice que para construir la confianza con los demás, primero debemos comenzar en uno mismo.  Es en este primer nivel donde aprendemos el principio fundamental que nos permite establecer y mantener la confianza en todos los niveles.  

El primer nivel tiene que ver con la credibilidad. Es acerca de cómo construyes tu integridad, tu intención, tus capacidades y tus resultados, que finalmente son los que hacen que uno tenga confianza en uno mismo y sea creíble a los demás. Esto se reduce a dos preguntas sencillas: 1) ¿Confío en mí mismo? y 2) ¿Soy alguien en que los otros pueden confiar?

¿Te has preguntado si tratas a las otras personas con el mismo nivel de compromiso e integridad que muestras hacia ti mismo? ¿Qué estas haciendo para construir tu integridad personal?

Las investigaciones muestran que muchos de nosotros no seguimos los objetivos que nos proponemos o no cumplimos las promesas y compromisos que nos hacemos a nosotros mismos. Por ejemplo, aunque casi la mitad de los estadounidenses establece compromisos de Año Nuevo, las encuestas muestran que sólo un 8% logra mantenerlos. ¿Qué sucede cuando hacemos esto una y otra vez? ¿Cuál es el resultado del incumplimiento reiterado de hacer compromisos y no poder mantenerlos con nosotros mismos? Se mina nuestra credibilidad. No sólo perdemos la confianza en nuestra capacidad para hacer y mantener nuestros compromisos, sino que también se disminuye nuestra capacidad para proyectar nuestra fortaleza y el carácter que inspira confianza.

Peter J. Daniels, en su libro “Cómo estar motivado todo el tiempo" nos dice: 

Cuando haces un compromiso contigo mismo estás decidiendo por un cambio de actitud. En efecto, anuncias a todo tu ser que vas a hacer algo que requiere total atención y ayuda. Pero si no cumples el compromiso, estás evitando que tus facultades, conscientes y subconscientes, completen la tarea, dejándolas inservibles.

¿Qué sucederá entonces la próxima vez que estés entusiasmado con la posibilidad de un proyecto y hagas un compromiso? Tus respuestas subconscientes serán un poco más lentas y menos entusiastas que antes. Es como si éstas recordaran los compromisos rotos anteriormente, y consideraran que el nuevo proyecto no se va a cumplir, y decidieran que no es necesario que el esfuerzo sea total.

Si rompes continuamente tus compromisos, es casi como atarte totalmente a ti mismo antes de intentar completar algo, porque no hay historial de éxito en tu subconsciente.

Covey nos presenta cuatro principios o elementos fundamentales de la credibilidad. Elementos que hacen que una persona pueda ser confiable con uno mismo y con los demás. Estos elementos pueden ayudar o destruir la credibilidad de una persona.  Los dos primeros núcleos tratan del carácter. Los otros dos sobre las competencias; y los cuatros son necesarios para la confianza en uno mismo.  Estos principios son: La integridad, las intenciones, las capacidades, y los resultados. Aquí me voy a centrar en los dos primeros.

Integridad

La definición de integridad incluye el ser honesto (decir la verdad y dejar una buena impresión donde las personas confían en lo que uno dice).

"En un proceso de selección busco tres cualidades en las personas. Primero, la integridad personal, segundo la inteligencia y tercero un alto nivel de energía. Pero si no tiene el primero, los otros dos podrían matarlo". – Warren Buffett, CEO de Berkshire Hathaway

Pero adicionalmente Covey incluye otras tres cualidades vitales:

Congruencia: "integridad" viene de la misma raíz latina que las palabras "integrados" y "enteros". Una persona posee integridad cuando no hay brecha entre la intención y el comportamiento... cuando él o ella es todo, sin fisuras, el mismo por dentro y por fuera.

"Mi vida es un todo indivisible, y mis acciones están conectadas una con otra.... Mi vida es mi mensaje."– Mahatma Gandhi

Humildad: Integridad también incluye "humildad".  ¿cómo se manifiesta la humildad en el liderazgo y en la vida? Una persona humilde está más preocupado por lo que es correcto, que por tener la razón; en ejecutar las buenas ideas, que en tenerlas; en abrazar la verdad que en defender una posición obsoleta; en construir un equipo en lugar de buscar su propia gloria; en reconocer la contribución que en ser reconocido por hacerlo.
Ser humilde no significa ser débil, reticente, o modesto. Significa mantenerse firme por los principios, incluso cara a la oposición. Pueden manejar negociaciones muy duras. Pueden expresarse con firmeza y claridad en situaciones intensas. Pero no se quedan atrapados en la arrogancia, la valentía, la manipulación, o en los juegos de ganar-perder poder. Lo contrario a la humildad es la arrogancia y el orgullo. Este último pone el ego por encima de los principios y de los demás.

Coraje: Integridad también incluye el coraje para hacer las cosas correctas, aunque sea difícil.

Intenciones

¿Cuál es tu agenda? En el diccionario intención es definido como "plan" o "propósito". Pero estoy convencido de que ninguna discusión sobre "Intención" estaría completa sino de habla de tres cosas: motivos, agenda y comportamiento.

Motivos: Son las razones por las que hacemos las cosas.  Es el "por qué" que nos motiva al "qué".  El motivo que genera la mayor confianza es la preocupación auténtica –preocupación por las personas, preocupación por los propósitos, preocupación por la calidad con la que haces las cosas.  Piensa en esto: ¿podrías confiar en alguien que sabes que no le importas... o que no le importa tu trabajo... o no le importan tus principios, o valores o cualquier otra cosa?.

Agenda: La agenda surgen de los motivos. Es lo que intentas hacer o promover por los motivos que tengas. La agenda que generalmente inspira confianza, es cuando los beneficios son mutuos. Cuando genuinamente se busca lo mejor para todos los involucrados. 

Comportamiento: Típicamente es la manifestación de los motivos y de la agenda. El comportamiento que mejor genera credibilidad e inspira confianza es cuando se actúa buscando el interés de los demás.

La confianza se establece y fortalece con acciones, con el comportamiento que mostramos de manera consistente. Las personas no escuchan lo que dices, observan tus acciones. 

El impacto de mis decisiones

Hace unos días salió publicado un artículo titulado “Los gerentes que no amaban a sus empresas”.  En éste Manolo Alcázar, Director de la maestría en Gobierno de Organizaciones del PAD-Universidad de Piura, comentaba:

“Las organizaciones son difíciles de crear. Es muy importante, por tanto, cuidar y mejorar las que ya existen. Pero ¿qué hace falta para ello?

"Las organizaciones mejoran cuando mejoran las decisiones directivas de quienes las gobiernan, dentro de lo que el entorno permita. Y si esto es así, ¿qué hace falta entonces para que mejoren las decisiones directivas? Pues que los directivos sepan y quieran tomar mejores decisiones de gobierno, dentro de lo posible.”

El artículo continua explicando que lo más importante es que la persona quiera.  Que los gerentes amen a su organización. Que sean ejemplo de lealtad a los empleados. La importancia del “querer” significa asumir de manera consciente las decisiones que tomamos.  Ser conscientes que cada decisión tendrá un impacto, y que estamos siendo ejemplo de cuales son nuestros criterios y nuestras prioridades.

Pero como menciona Alcázar, el querer no es suficiente.  Además hay que saber. Nos dice: 

“Y ¿qué debe conocer un directivo para decidir mejor? Pues debe conocer suficientemente bien –digo yo– las dos cosas que un directivo maneja: el funcionamiento de la organización y el funcionamiento de los seres humanos”.

Sobre el funcionamiento de la organización, se sabe que hay muchas fuentes y recursos.  Sin embargo, a veces nos cuesta diferenciar los distintos tipos de conocimiento. El conocimiento del que “sabe” y el del que posee solo un conocimiento “superficial”. Este último erradamente se confunde y prioriza porque la persona que lo posee sabe hablar bien, genera buena impresión y muestra una actitud de seguridad. Pero no deja de ser superficial.

Si ya tenemos problemas para identificar a las personas que realmente tienen el conocimiento y la experiencia, cabe preguntarse qué estamos haciendo para asegurar que las personas que lideran equipos estén realmente preparadas y tengan el conocimiento necesario para guiar a otras personas.

Además del conocimiento sobre el funcionamiento de la organización y el funcionamiento de los seres humanos, yo añadiría un punto: el conocimiento de uno mismo.  

Se dice que el hombre esconde detrás de su fachada corporal una interioridad no deducible. Julián Marías comenta que la interioridad humana es superlativa, hasta el punto de que no se puede conocer perfectamente a nadie, ni siquiera uno a sí mismo. Por eso nos vemos incapaces de comunicar todo lo que somos.

Si no somos capaces de conocernos primero a nosotros mismos a profundidad, ¿cómo podemos decir que conocemos a las personas que trabajan con nosotros?  ¿Realmente sabemos lo que motiva a nuestro equipo?  ¿O decidimos en base a opiniones, comentarios, o artículos sobre practicas de otras empresas sin llegar a profundizar en ellas?

Finalmente tomamos decisiones basados en nuestros propios valores, principios y criterios.  ¿Qué tanto nos preparamos para tomar mejores decisiones, cuando hablamos de personas? ¿Somos conscientes de que al hablar de personas, hay también una formación que debemos consolidar?

Cuando tomamos decisiones que impactan o involucran a personas, ¿analizamos correctamente si será la mejor de decisión? ¿Si tenemos los hechos o juicios correctos?  ¿Nos dejamos influenciar por la opinión de unos cuantos que hacen mucho ruido? Establecer lo que es justo no siempre es fácil.  Muchas veces tenemos que tomar decisiones sin tener certeza absoluta de si es la mejor decisión o de si tenemos los hechos correctos.

La búsqueda de la verdad, además de requerir tiempo y esfuerzo, no garantiza que la encontremos. Sin embargo, aun sin ese conocimiento, usualmente nos encontramos con personas que se ven en la necesidad de opinar:  opinar sin conocer a profundidad los hechos, opinar o repetir palabras escuchadas de pasillo...  Realmente tendríamos que analizar cuánto de lo que decimos son opiniones nuestras, y cuánto son opiniones de otros que hemos aceptado sin más.

“La ética, por definición, busca el bien. Y el bien se logra cuando se conoce y se respeta la verdad. Sin embargo, como animal racional, el ser humano busca la verdad. Como animal perezoso, muy pronto se cansa de indagar y decide que las cosas son lo que a cada uno le parecen.

“Además aunque aspiramos a tomar las decisiones correctas y hacer el bien, la palabra ‘bien’ no significa lo mismo para todos. Por eso es importante preguntarnos qué es lo que hace que las cosas, las acciones y la vida sean buenas”. — José R. Ayllón

Cuando hablamos de personas, ya hemos analizado si la persona quiere y si la persona sabe.  Hay una tercera pregunta cuándo se habla de las competencias, y es si la persona puede. No es suficiente que quiera, no es suficiente que conozca, sino que también tiene que poder hacerlo.  Y en este punto nos referimos a la fortaleza y hábitos de la persona.

Es decir, ser conscientes y querer no es suficiente para tomar una buena decisión, pues solo es capaz de seguir su conciencia quien tiene el hábito de obrar bien, el que además de conocer (saber) lo bueno tiene la fortaleza de actuar en consecuencia.

 Nos dice José R. Ayllón que el hombre puede juzgar bien y sin embargo, obrar mal.  En otras palabras el saber es una condición necesaria, pero no suficiente:

“Por una misteriosa incoherencia, nadie es como quisiera ser. Sabemos que los seres humanos traicionan a menudo sus propios principios y no hacen el bien ni evitan el mal que deberían. En esa debilidad constitutiva se manifiesta también la necesidad de la fortaleza”.

La curva de aprendizaje: Por qué algunas personas logran alcanzar el éxito

Photograph by Natalia Curonisy, Cusco - Peru

Photograph by Natalia Curonisy, Cusco - Peru

"La gente no decide su futuro, su futuro lo deciden sus hábitos y sus costumbres." - F.M. Alexander

Por varias décadas, la psicóloga Carol S. Dweck, profesora de Stanford y autora de Mindset, ha investigado los campos de la motivación y el por qué algunas personas logran alcanzar el éxito (o no), y cómo podemos fomentarlo.

Dweck, en sus investigaciones, encontró cómo los niños enfrentan los retos y las dificultades generando dos modos de pensamiento.  Los que adoptan el modo de pensar en “crecimiento” (growth mindset), es decir que afrontan los retos de una manera muy positiva, piensan en grande y buscan desarrollarse; y los que adoptan una mentalidad “fija” (fixed mindset), a los que les resulta muy desmotivador el fracaso y sienten juzgada su inteligencia en esos mismos retos. 

Los estudiantes con la mentalidad de “crecimiento” (como ella los llama), emplean mejores estrategias de aprendizaje, encuentran satisfacción en el reto, encuentran positivo el esfuerzo y logran mejores resultados que sus pares de mentalidad “fija”. Estos últimos son más propensos a poner límites en su vida por temor al fracaso, lo que limita sus posibilidades de desarrollar su potencial.

Dweck señala que podemos cambiar nuestra forma de pensar para lograr cambios. Al igual que cualquier otro hábito, podemos fijar la mente en “pensar en grande”, en pensar que todavía podemos aprender y lograr desarrollar nuestro cerebro, hasta que obtenemos la rutina de pensar en “no ponernos límites”.

En noviembre del 2014 se presentó en TED donde compartió más detalles sobre sus investigaciones y explicando cómo el modo de pensar impacta en la motivación y el rendimiento.

Angela Lee Duckworth, psicóloga de Harvard, también ha investigado sobre el tema. Ella encontró que muchos de los niños que destacaban, que desarrollaban el secreto del éxito,  no eran aquellos que tenían el coeficiente intelectual más alto, sino aquellos que se esforzaban más de manera constante. Es decir, nuevamente rescatamos la importancia del desarrollo de los hábitos y las virtudes.

“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que rara vez ocurren, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días” - Benjamin Franklin


Hacer lo que amas

"Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida" – Confucio

Pero ¿cómo lo encuentras exactamente? No es que de un momento a otro tenemos un golpe de suerte, y descubrimos cuál es el trabajo de nuestros sueños.  ¿Cómo podemos encontrar nuestra misión en la vida o ese "algo" que nos llene de satisfacción?  Hacer lo que amas es complicado.

Una de los artículos más brillantes que se han escrito es el de Paul Graham de "Cómo hacer lo que amas".   Algunas de las reflexiones que más me gustaron están referidas a cómo influenciamos como padres en el amor al trabajo y la importancia de los hábitos:

"Cuando yo era niño, parecía como si el trabajo y la diversión fueran opuestos por definición. La vida tenia dos estados: algunas veces los adultos te hacían hacer cosas, y a eso se le llamaba trabajo; el resto del tiempo podías hacer lo que quisieras, y a eso se le llamaba jugar. (...) Para cuando alcanzan una edad para pensar en lo que les gustaría hacer, la mayoría de los niños han sido totalmente engañados en cuanto a la idea de amar su trabajo. Los han entrenado a considerar el trabajo como un deber desagradable."

"Haz lo que amas no significa, haz lo que más quisieras hacer en este instante. Incluso Einstein probablemente tuvo momentos en que quería tomar una taza de café, pero se dijo a si mismo que primero debería terminar aquello en lo que estaba trabajando. (...) La regla sobre hacer lo que amas supone un cierto período de tiempo. No significa, haz lo que te hará más feliz en este instante, sino lo que te hará más feliz durante un período más largo, como una semana o un mes.

Los placeres improductivos cansan con el tiempo. Después de un tiempo uno se cansa de estar recostado en la playa. Si deseas permanecer feliz, tienes que hacer algo."

"Es difícil encontrar trabajo que ames; tiene que serlo, si tan pocos lo encuentran. Así que no subestimes esta tarea".

Hay una prueba para saber sí estás haciendo el trabajo que amas o estás poniendo la excusa de que "no es lo que te gusta" para no hacer un buen trabajo.

Graham nos dice:  "Una de ellas es tratar de hacer un buen trabajo en lo que estás haciendo, incluso si no te gusta. Entonces, al menos sabrás que no estás usando la insatisfacción como excusa para la pereza. Tal vez lo más importante: caerás en el hábito de hacer bien las cosas.
'Produce siempre' es también una heurística para encontrar el trabajo que amas." 

Puedes leer el artículo completo y más sobre sus enseñanzas en: Paul Graham en español.

La Búsqueda para Crear un Trabajo Significativo y Vivir una Vida con Sentido

Photograph by Natalia Curonisy, Machu Picchu - Peru

Photograph by Natalia Curonisy, Machu Picchu - Peru

Recientemente tuve la oportunidad de leer un articulo que forma parte de un curso online “The Focus Course”, de Shawn Blanc.  Realmente me encantó. Quisiera compartir un extracto relacionado con la importancia de los hábitos y cómo impactan en nuestra vida.

 (Lo que sigue es una traducción libre del artículo que menciono)

Practicas de Vida y Hábitos Diarios (The Focus Course by Shawn Blanc)

Este tema es uno de los más importantes de mi vida. Tengo un compromiso personal de vivir conscientemente dándole significado (intención) a tantas áreas de mi vida como pueda. Quiero darle intención a mi matrimonio y cómo educo a mis hijos. Quiero darle intención a mis negocios y finanzas familiares, a mi trabajo creativo, a la forma en que paso mi tiempo, a mi alimentación, y más.

Es tan fácil simplemente ignorar  y pasar de largo estas áreas, reaccionar ante cualquier problema urgente que surja, y permanecer pasivo el resto del tiempo. ¿Les suena familiar? ¿A qué se parece eso? Bueno, se parece a un millón de cosas en realidad. Se parece mucho a la deuda de los consumidores; a las relaciones rotas con nuestros familiares y amigos, nuestros hijos, y nuestra pareja; parálisis y claustrofobia en nuestro trabajo; a muchas horas desperdiciadas en las redes sociales y de ver todos los días televisión.

Tener un trabajo en una empresa con un horario que cumplir no es un fracaso, pero tu actitud hacía él lo puede ser. Ver un programa de televisión no es un fracaso, pero si le estás robando tiempo a tu familia, o el tiempo para hacer el trabajo importante que deberías estar haciendo, entonces probablemente lo es.

Es importante entender que estas acciones no son el enemigo en nuestra búsqueda para crear un trabajo significativo y vivir una vida con sentido, pero sí lo son las razones por las que estamos haciendo esas cosas (o, a veces es la falta de esas razones). ¿Estamos a la deriva, a la espera? ¿Actuamos por reacción? ¿O somos el capitán?

Implementando hábitos diarios puedes tomar acción sobre la visión de tu vida,  tus metas de corto y largo plazo; y moldear tu estilo de vida para que puedas tener éxito en estas áreas.

Aquí es donde te dices a ti mismo:  “quiero estar sano y feliz. Así que voy a tomar decisiones conscientes sobre lo que como, lo que hago, lo que digo, lo que pienso, con el fin de ser más saludable.”

La razón de por qué algo como esto parece "revolucionario" se debe a que muchas personas no viven con disciplina, no viven enfocadas, no viven conscientemente, etc.;  por eso este planteamiento suena "intenso" o "fuera de lo común".  Pero no suena así porque lo sea, sino porque estamos acostumbrados a la mentalidad de “lo que sea”, o “lo que tenga que ser será". Hacemos lo que hacen los demás porque… seguramente tantas personas no pueden estar equivocadas, ¿no?

La implementación de hábitos diarios se basa en la premisa de que a pequeños golpes cayeron grandes robles. Hacer pequeñas cosas con constancia por un periodo de tiempo da grandes resultados y avances.

No es por dar un sermón, pero tú y yo hemos crecido en una cultura que exige resultados de microondas.  Y por eso, hemos adquirido una sed de gratificaciones instantáneas.

Por ejemplo, no nos es suficiente caminar 15 minutos al día para estar más saludables –despreciamos lo simple y humilde de este enfoque. No hay gloria en él.  Así que, en lugar del ello, nos inscribimos en el gimnasio, contratamos un entrenador personal, gastamos $500 en ropa de deporte y bandas de lujo para llevar nuestro iPhone, y nos comprometemos a hacer ejercicio 2 horas al día, 6 días a la semana. El resultado: al poco tiempo quedamos exhaustos y abandonamos el plan.

Sólo un tonto deposita $ 100 en una cuenta de ahorros y regresa al día siguiente esperando que hayan $ 200. Sabemos que las inversiones financieras y el crecimiento de interés compuesto llevan tiempo.  Lo mismo sucede con las inversiones que hacemos con el resto de nuestras vidas.

Tenemos la tendencia a sobrestimar lo que podemos hacer en un corto período de tiempo, y subestimar lo que podemos hacer durante un período largo; trabajemos siempre lenta y constantemente. – Gretchen Rubin

No desprecies los pequeños pasos y los pequeños momentos de la rutina, la diligencia y la fidelidad. Porque esos son los escalones que nos llevan a las grandes cosas por las que nos estamos esforzando.

Mi abuela Josefina

Mi abuela Josefina tenía 94 años cuando murió. Mi abuelo Louie de 98 años estaba allí a su lado, en duelo por la pérdida del amor de toda su vida, pero profundamente agradecido porque fue capaz de estar con ella todo el camino hasta el final.

Su funeral fue a los pocos días. Más de 200 personas fueron a nuestra pequeña ciudad de Castle Rock, Colorado para celebrar, reír y llorar con nosotros mientras compartíamos historias de mi abuela.

La madre de Josefina murió cuando ella tenía solo 11 años, dando a luz a su hermana menor.   Cuatro años más tarde, su padre los abandonó durante la gran depresión, dejando a su hija de 15 años –mi abuela– a cargo de todos sus hermanos.

Ella siempre dijo que fue el poder del pensamiento positivo y la oración lo que la mantenía en marcha; ella se hizo cargo y nunca miró hacia atrás, formando un legado y una familia muy unida.

En el funeral, cuando leyeron sus memorias, nos encontramos con sus "valores" - las cosas que ella trató de vivir. Eran frases cortas: “Sea el primero en saludar”; “Felicite a tres personas cada día”; “Viva por debajo de sus ingresos”; “Deje que la primera cosa que usted diga alegre el día de todos”; “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”; “Siempre piensa lo mejor de los demás”.

Cuando las escuché, me di cuenta de lo mucho que realmente sus oraciones y su pensamiento positivo habían influido e impactado en toda nuestra familia. Mi abuela era una mujer increíble.

¿Qué significa practicar activamente un estilo de vida? ¿Tener un hábito diario?

Significa que hay rutinas en tu día que haces todos los días. Esto significa que hay cosas que has elegido hacer y también hay cosas que has elegido no hacer.

La idea es doble:  cuando tienes hábitos diarios estás decidiendo intencionalmente cómo vives tu vida.  Has pensado cómo son las cosas, cómo quisieras que sean, y has elegido la forma en que quiere vivirlas. Esto incluye las cosas que haces, las cosas que piensas, lo que dices, lo que sientes, etc.

Puedes elegir tu actitud y tus acciones todos los días hasta que, finalmente, se vuelven parte de ti.

Hacer esto intencionalmente significa que en realidad estás haciendo progresos. En verdad los estás haciendo. No estás viviendo cada día como un trozo de madera a la deriva en el mar.  Has construido un velero y estás aprendiendo cómo navegar los mares y a llegar a donde te has propuesto.

Los hábitos diarios ayudan a desarrollar el carácter. Al elegir no ser crítico o sarcástico, y en su lugar ser sincero y genuino,  estás trabajando para ser una persona más amable y más transparente. Como resultado, estarás más contento contigo mismo, y por eso estarás más contento con los demás, y ellos estarán más contentos contigo.

Los hábitos diarios significan que has reconocido que ser solo un trozo de madera a la deriva no te va a llevar a donde quieres ir. Los hábitos te preparan para el éxito. No garantizan el éxito, pero permiten mantenerte mucho mejor en el camino que simplemente teniendo la idea de un objetivo en la cabeza.

F.M. Alexander dijo: "La gente no decide su futuro, su futuro lo deciden sus hábitos y sus costumbres."

Y John C. Maxwell dijo: "Nunca vas a cambiar tu vida hasta que cambies algo que haces todos los días. El secreto de tu éxito se encuentra en tu rutina diaria ".

Todo el mundo tiene ideas, metas, esperanzas y sueños. Sin embargo, no se levantan cuando suena el despertador, y desayunan camino al trabajo, al que llegan tarde.   Están cansados con resaca del fin de semana.  Llegan a casa para ver televisión hasta quedar dormidos. Pero como la televisión y los medios de comunicación están siempre  mostrando historias de personas que viven vidas perezosas, pero que terminan siendo héroes, ricos y famosos porque un día se topan con circunstancias extraordinarias… se imaginan que así también serán sus vidas.

Vivimos sin foco, sin intencionalidad, ni ética de trabajo, a la espera de ese gran momento que cambie nuestra vida para finalmente darnos nuestra gran oportunidad.

Pero no es así como funciona.

Benjamin Franklin dijo que "la felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte –que rara vez ocurren– sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”

Nuestros hábitos diarios son la forma en que creamos nuestras propias ventajas.  No nos quedamos pasivos a la espera de que algo va a venir a cuidarnos y finalmente hacernos felices y exitosos.  En lugar de ser pasivos, debemos trabajar y exigirnos a nosotros mismos con el fin de crear pequeñas ventajas cada día. Esas pequeñas ventajas se suman con el tiempo. Por ejemplo, si escribes por lo menos cien palabras cada día, muy pronto tendrá una novela entera. Puede ser un primer borrador de mierda, pero al menos la has escrito en vez de quedarte solamente con la idea.

Vivir contracorriente

Si te propones vivir como nadie más, después de un tiempo vivirás como nadie más. – Dave Ramsey

La mayoría de los atletas no participarán en los Juegos Olímpicos. La mayoría de las nuevas empresas no serán compradas por mil millones de dólares. La mayor parte de escritores no llegarán a la lista de best sellers del New York Times. Y eso está bien. Todos tenemos nuestras propias definiciones de éxito, pero la fama y el reconocimiento mundial no tienen que ser uno de ellos.

¿Cuántos empresarios toman el riesgo de empezar su propio negocio? ¿cuántos escritores empiezan a escribir ese libro que saben que tienen que contar?

Desafortunadamente, la mayoría de nosotros no estamos rodeados de personas altamente enfocadas, individuos enérgicos, de éxito, que sean ejemplo para nosotros. Al contrario, nuestras aulas y lugares de trabajo y ciudades están llenos de gente que son buenos en gastar más de lo que tienen mientras ven la televisión, revisan su facebook y pasan el tiempo con juegos de video. ¿No es tonto  pensar que nosotros tenemos mayor oportunidad de lograr nuestras metas, mientras vivimos como la mayoría de las personas, que nunca lograrán las suyas?

Hay una métrica que te puede ayudar a determinar si estás en camino a alcanzar tus objetivos: ¿estás gastando tu tiempo, tu dinero, y prestando atención de manera diferente a la mayoría de la gente?

La verdad es que la mediocridad es natural. No tienes que hacer nada. Simplemente sucede. Pero si quieres crear realmente experiencias únicas –y si quieres construir tu plataforma– entonces necesitas tener coraje. – Michael Hyatt, Plataforma

Si yo dejara que mi vida sea tomado por lo que es urgente, podría muy bien no moverse a lo esencial. – Henri Nouwen

(...)  Las tareas urgentes siempre nos encontrarán. Es por eso que tenemos que ser proactivos en hacer tiempo y espacio para las tareas importantes.

Los hábitos diarios nos mantienen en camino de lograr nuestros objetivos y poner en práctica nuestras ideas. Nos hacen espacio para aparecer todos los días y hacer las cosas importantes. Sin hábitos diarios, sólo reaccionamos a lo que es más urgente, rara vez haciendo un progreso significativo en el trabajo que importa.

Cómo lograr resultados extraordinarios en 24 horas

¿Has conocido personas que esperan que las cosas sucedan sólo por accidente?.

Vivimos en una cultura de la inmediatez.  Sin siquiera tener una definición propia de lo que es el éxito, hemos creado el mito de que se puede lograr el éxito en una sola noche.

Debbie Millman nos recuerda que “las cosas que realmente valen la pena toman tiempo”; y Seth Godin en su post Elegir ser formidable, nos recuerda que hay dos  elementos críticos para lograrlo:

1. Habilidad. La habilidad de entender el ámbito de la materia, para hacer el trabajo, para comunicar, para dirigir, y dominar todos los detalles necesarios para que la promesa se haga realidad. Todo lo cual es difícil, pero insuficiente, porque nada de eso importa si la persona no tiene...
 2. Preocupación. La pasión para ver a través de las cosas. La voluntad de encontrar una ruta diferente cuando la primera no funciona. La certeza de que hay una manera, y te importa lo suficiente para encontrarla. Sorprendentemente, preocuparse es una elección, no un requisito para obtener un certificado.
 Los líderes formidables encuentran las preguntas difíciles, pero en lugar de tener miedo a preguntarlas, con entusiasmo deciden buscar las respuestas. Profundizan  en los detalles que importan e ignoran las que simplemente distraen.
Paul Graham recibe el crédito por la frase. "Una persona formidable es la que parece que va a conseguir lo que quiere, independientemente de cualquier obstáculo que se encuentre en su camino."

 Nos encontramos a diario con personas en la búsqueda de resultados inmediatos, que a su vez buscan encontrarse con personas que tengan la magia para hacer que las cosas sucedan.   Pero nos olvidamos que los resultados no se logran solo con conocimiento y pasión, sino con hábitos.  Los logran personas que desarrollan la voluntad para hacer las cosas, para levantarse rápidamente y sobreponerse cuando los resultados no son los que esperan.  Personas que se preocupan por desarrollar las virtudes.  Que se enfocan no sólo en los resultados sino en el impacto de sus decisiones.

Es propio de la libertad tender puentes hacia el futuro. Puentes desde lo que soy hacia lo que quiero ser. Pero lo que quiero ser, todavía no es. ¿Cómo puedo, entonces, dirigirme hacia lo que todavía no es? El verbo prever es la respuesta. Prever significa ver lejos (procul videre), anticipar el porvenir (pro videntia). De esas raíces latinas surge la palabra prudencia: el arte de dar los pasos oportunos para conseguir lo que todavía no tengo. (…). En su origen, prudencia designaba la cualidad máxima de la inteligencia, el arte de elegir bien en cada caso concreto. (Antropología paso a paso. José R. Ayllón) 

 Los resultados no se logran por accidente. Las personas que quieren dar o exigir resultados, deben preocuparse por el impacto de sus acciones, y desarrollar los hábitos necesarios para lograrlos con consistencia.

El secreto del éxito

La inspiración es para los amateurs – el resto se pone a trabajar
— Chuck Close

 Angela Lee Duckworth, psicóloga de Harvard, se ha dedicado varios años a estudiar e investigar cómo el autocontrol y  la perseverancia influyen de manera determinante en el éxito de una persona.

En su presentación en TED del año pasado, cuenta sobre su investigación y hallazgos sorprendentes que nos llevan a replantearnos la definición de éxito, y el poco entendimiento que aún tenemos sobre los aspectos que influyen en la motivación para alcanzar los objetivos de largo plazo. 

En su carrera inicial como profesora, encontró que muchos de los niños que destacaban no eran aquellos que tenían el coeficiente intelectual más alto, sino aquellos que se esforzaban más de manera constante.  Ese poco entendimiento sobre la motivación y cómo influye en los resultados la llevo de nuevo a las aulas.

Así que salí del salón de clase y regresé a la universidad para convertirme en psicóloga. Empecé a estudiar a niños y adultos en distintos escenarios donde estuvieran expuestos a retos muy difíciles. En cada estudio mi pregunta era ¿quién tiene éxito aquí y por qué?
(...)
Con mi equipo de investigación fuimos a la Academia Militar de West Point. Ahí tratamos de predecir qué cadetes se quedarían en la formación militar y cuáles abandonarían sus estudios. Fuimos al National Spelling Bee y tratamos de predecir qué niños llegarían más lejos en la competencia. Estudiamos a maestros novatos trabajando en barrios realmente difíciles, prediciendo qué profesores serían los que continuarían dando clases hasta el final del año escolar, y de ellos, quién sería el más eficaz para mejorar los resultados de aprendizaje de sus estudiantes. Nos asociamos con empresas privadas, preguntando, ¿cuál de estos vendedores se va a mantener en su puesto de trabajo? Y ¿quién va a ganar más dinero?

En todos estos contextos muy diferentes, una de las características que surgió como un importante predictor de éxito, no fue la inteligencia social. Tampoco fue una buena apariencia, la salud física, y no fue el CI (IQ). Fue la voluntad / perseverancia (en inglés Grit)

Grit es la pasión y la perseverancia de los objetivos a muy largo plazo. Grit es tener resistencia. Grit es estar enfocado en el futuro, día tras día. No sólo para la semana, no sólo para el mes, sino durante años, y trabajando muy duro para hacer que el futuro sea una realidad. Grit es vivir la vida como si fuera un maratón, no una carrera de velocidad.
(...)
Hace unos años, empecé a estudiar “la perseverancia” en las escuelas públicas de Chicago. Invité a miles de estudiantes de secundaria y les tomé cuestionarios sobre la “perseverancia”. Luego esperé alrededor de más de un año para ver quién iba a graduarse.
(…)
Resultó que los estudiantes con resultados de más alto nivel de perseverancia tuvieron significativamente más probabilidades de graduarse, incluso cuando se incluyó otras características que podía medir (cosas como el ingreso familiar, las puntuaciones de las pruebas de rendimiento estandarizadas, incluso el nivel de seguridad que sentían los niños cuando permanecían en la escuela).

La pregunta que surge es qué podemos hacer para desarrollar esa pasión y perseverancia de largo plazo.

Hasta el momento, la mejor idea que he oído hablar de la construcción de la perseverancia en los niños es algo que se denomina “mentalidad de crecimiento.” Se trata de una idea desarrollada en la Universidad de Stanford por Carol Dweck. Es el convencimiento de que la capacidad de aprender no es fija, que se puede cambiar con esfuerzo. La Dra. Dweck ha demostrado que cuando los niños leen y aprenden sobre el cerebro y cómo cambia y crece en respuesta al desafío, son mucho más propensos a perseverar cuando fallan, porque no creen que el fracaso es una condición permanente.

Cuando seguir tu pasión puede ser un mal consejo…

Con frecuencia escuchamos o leemos en los medios “Haz lo que amas, y si aun no lo has encontrado, sigue buscando”.  Hay razones muy complejas asociadas a la satisfacción en el trabajo, pero resumirlo en encontrar el trabajo de tus sueños no es precisamente una de ellas. Seguir tu pasión puede ser un consejo peligroso.

¿Por qué encontramos personas que aman lo que hacen, aman su trabajo, y otras que fallan en el intento? ¿Cuándo es que seguir tu pasión no es un consejo útil? 

Cal Newport, en su libro So Good They Can’t Ignore You (Ser tan bueno que no te puedan ignorar), explica por qué seguir tu pasión puede ser un mal consejo. A través de varios ejemplos, recalca la asociación e importancia de desarrollar y cultivar las habilidades y el amor al trabajo.   

Newport dice que las cosas que determinan un gran trabajo son raras y valiosas. En otras palabras, necesitas ser muy bueno en lo que haces antes de que puedas esperar un buen trabajo.  No sigas tu pasión –aconseja Newport– más bien deja que tu pasión te siga en la búsqueda por ser tan bueno en lo que haces que no te puedan ignorar.  

En una entrevista, Newport explica que la verdadera pasión crece después de una larga inversión de horas que te convierte en el experto en la materia, que hace que sobresalgas del promedio, que tus aportes tengan valor y generen impacto, donde ganes autonomía y respeto.

Comenta Newport en su libro:

Amy Wrzesniewski, profesora de Comportamiento Organizacional de la Universidad de Yale, ha dedicado su carrera a estudiar qué piensan las personas acerca de su trabajo. (…) Los resultados: los empleados felices, los más apasionados, no son lo que convierten su pasión en una posición, sino aquellos que invierten el tiempo suficiente en ser los mejores en lo que hacen.

Tiene sentido. Una persona con muchos años de experiencia ha tenido tiempo para mejorar en lo que hace y desarrollar un sentido de eficacia. También ha tenido tiempo para desarrollar lazos fuertes con sus colegas, y de ver cómo su trabajo beneficia a otros.

Si tú quieres amar lo que haces, olvídate de la mentalidad de encontrar tu pasión –¿qué puede ofrecerme el mundo?– y adopta una mentalidad de artista: ¿qué puedo ofrecer yo al mundo?

 (traducción libre del original en inglés)

Qué importa más que los talentos

El talento por definición es la inteligencia, la capacidad de entender. Está asociado a la habilidad innata a la aptitud.  Ser brillante es un talento, un don.  Sin embargo, más importante que los talentos es cómo los usamos.

Ser inteligente es un don, pero no garantiza el éxito si no lo usamos correctamente. No hay un camino corto en el desarrollo personal y profesional.  La separación entre talentos y habilidades sigue siendo difícil de comprender para algunas personas.  Los dones o talentos los tenemos por naturaleza, nacemos con ellos.  En cambio, las habilidades las desarrollamos sólo con la inversión de horas y horas de esfuerzo.  No importa cuán talentosos seamos, los talentos no serán suficientes si no nos preocupamos por desarrollarlos y no le dedicamos tiempo a hacerlos mejores cada día.

Jeff Bezos, el fundador de Amazon, hace algunas reflexiones sobre la diferencia entre los dones o talentos y las decisiones en el discurso de graduación de la Universidad de Princeton del 2010:

Ser brillante es un don, ser amable una elección. Utilizar un don es sencillo: después de todo, es algo recibido. Las elecciones, en cambio, pueden ser difíciles.

Si no tienes cuidado, te puedes engañar pensando que eres superior por tus dones. Y si te engañas, probablemente afecte negativamente tus elecciones.

Como civilización y como individuos tenemos muchos dones. ¿Cómo usarás esos dones? ¿Estarás orgulloso de tus dones o de tus decisiones?

En tu vida, la vida de la que eres autor,

¿Cómo usarás tus dones? ¿Qué elecciones harás?

¿Te guiará la inercia, o seguirás tu pasión?

¿Seguirás lo establecido, o serás original?

¿Escogerás una vida de comodidad, o una vida de servicio y aventura?

¿Te hundirás debajo de las críticas, o seguirás tus convicciones?

¿Te justificarás cuando te equivoques, o pedirás disculpas?

¿Blindarás tu corazón contra el rechazo, o te expondrás cuando te enamores?

¿Jugarás a lo seguro, o serás un aventurero?

¿Te rendirás cuando las cosas se pongan difíciles, o seguirás adelante?

¿Serás cínico, o serás una persona que construye?

¿Te harás el listo a expensas de otros, o serás amable?

Al final, somos nuestras elecciones…

 

Qué definimos por éxito

Existe una ansiedad casi universal que rara vez se menciona, la ansiedad de qué piensan otros de nosotros; la ansiedad de cómo juzgarán si hemos tenido éxito o si hemos fracasado; si somos ganadores o perdedores.

Hay un interés y presión muy fuerte por el status, por hacer línea de carrera aceleradamente. Porque muchas personas tienden a valorarnos o ser más amables de acuerdo al status que tengamos. Alain de Botton, filosofo moderno y escritor de varios libros, es un observador de estas paradojas.  En el video hace mención que no es coincidencia que la primera pregunta que nos hacen cuando te encuentras con conocidos, es ¿qué haces?.

En su presentación de “Una filosofía del éxito más benévola y moderada” comparte su visión de algunas falacias sobre lo que concebimos como éxito.

Algo interesante sobre el éxito es que creemos saber qué significa. (…) Sin embargo, muchas veces las ideas sobre lo que significaría vivir exitosamente, no son nuestras. Son absorbidas de otras personas. Absorbemos también mensajes de todo tipo, desde la TV, la publicidad, el marketing, etc. Esas son fuerzas enormemente poderosas que definen lo que queremos y cómo nos vemos a nosotros mismo. (…) Lo que quiero argumentar no es que debamos abandonar nuestras ideas de éxito, sino que deberíamos asegurarnos que son nuestras. Debemos enfocarnos en nuestras propias ideas y asegurarnos que somos dueños de ellas, que de verdad somos los autores de nuestras propias ambiciones; porque ya es malo no conseguir lo que quieres, pero saber lo que quieres, y descubrir al final del camino que no es lo que querías, es mucho peor.

Cómo definimos el éxito afecta profundamente cómo y por qué hacemos las cosas.

Persuasión no es Manipulación

Connor Neill hablando sobre la persuasión:

Persuadir no es manipular. Manipular es conseguir que alguien haga algo que me interesa a mí. Persuadir, en cambio, es conseguir que alguien haga algo que es de su interés y también del mío.

Para persuadir a alguien necesito entender qué considera importante. Por ejemplo, qué entiende por calidad de vida; cómo sería un buen día para él; cuál es el mayor obstáculo en su vida ahora mismo; o, qué es importante para ella. Una vez que comienzo a entender esto, puedo empezar a utilizar las herramientas de la persuasión. Puedo ayudarlo a conseguir algo que es importante para él y que, a la vez, es importante para mí.

(traducción libre)