"Las cosas que más importan, nunca deben estar a merced de las cosas que importan menos" – Johann Wolfgang von Goethe
Uno de mis blogs favoritos es Brain Pickings, de Maria Popova. Una de las cosas que más me gusta, además del excelente material de libros que comparte, es que escribe con mucha humildad, agradecimiento y amor a su trabajo. Antes de dedicarse tiempo completo a escribir, éste era solo uno de sus cuatro trabajos mientras estudiaba en la universidad. Brain Pickings nació como un correo electrónico que enviaba a siete amigos y que finalmente decidió poner en línea de manera permanente. Cuenta ahora con varios millones de lectores.
Recientemente escribió un artículo con ocasión de los 9 años de su blog, en el que recoge los nueve aprendizajes más importantes de esos años. Como ella misma lo describe, hace una mirada hacia atrás sobre las cosas que aprendió en las miles de horas dedicadas a leer, a escribir y a vivir. Aquí comparto una recopilación de sus aprendizajes:
Permítete el incomodo lujo de cambiar de opinión: Vivimos en una cultura en la que una de las mayores desgracias sociales es no tener una opinión, así que a menudo formamos nuestras "opiniones" sobre la base de impresiones superficiales o las ideas prestadas de los demás. Es desorientador decir simplemente: "No lo sé." Pero es infinitamente más gratificante entender que tener razón –incluso si eso significa cambiar de opinión acerca de un tema, una ideología, o, sobre todo, cambiar nuestra manera de pensar.
No hagas nada por prestigio o estatus o dinero o por solo aprobación: Como observó Paul Graham, "el prestigio es como un poderoso imán que incluso desforma las creencias acerca de lo que nos gusta. Te hace trabajar no en lo que te gusta, sino en lo que deseas recibir". Esos motivos extrínsecos están bien y te pueden dar seguridad en el momento, pero finalmente no es lo que hace emocionante levantarse en la mañana y gratificante el irse a dormir por la noche; y de hecho, a menudo puede distraernos y restar valor a las cosas que nos ofrecen recompensas más profundas.
Sé generoso: Sé generoso con tu tiempo y tus recursos, y con dar crédito a otras personas y, sobre todo, con tus palabras. Es mucho más fácil ser critico que reconocer. Para entender y hacerse entender, estos son los regalos más grandes de la vida, y cada interacción es una oportunidad para intercambiarlos.
Construye espacios de quietud en tu vida: Medita. Sal a caminar. Monta en bicicleta sin ir a ningún lugar en particular. Sé tan disciplinado con tu sueño como lo eres con tu trabajo. Tendemos a usar nuestra capacidad para vivir con pocas horas de sueño como una especie de insignia de honor que valide nuestro compromiso por el trabajo. Pero lo que realmente significa es un profundo fracaso a respetarnos y a nuestras prioridades.
Cuando las personas te dicen quién son créeles, nos dice Maya Angelou, consejera famosa. Sin embargo, es igual de importante que cuando traten de decirte lo que eres, no les creas. Tú eres el único guardián de tu integridad, y las suposiciones hechas por aquellos que mal interpretan lo que eres y lo que representas revela mucho acerca de ellos y absolutamente nada de ti.
La presencia es un arte mucho más elaborado y gratificante que la productividad. Nuestra cultura mide nuestro valor como seres humanos por nuestra eficiencia, nuestros ingresos, nuestra habilidad para llevar a cabo tal o cuál cosa. Pero como Annie Dillard memorablemente dijo: "como pasamos nuestros días es, por supuesto, como pasamos nuestra vida".
Cualquier cosa que valga la pena toma un largo tiempo. Son las palabras de Debbie Millman, quien captura algo tan fundamental y sin embargo pasado por alto sobre nuestra cultura de la inmediatez. El mito de alcanzar el éxito en una noche es sólo un mito. La flor no pasa de botón a florecer en un instante, y sin embargo como cultura estamos desinteresados del proceso que la lleva a florecer. Pero es ahí donde la verdadera magia se despliega.
Busca aquello que magnifique tu espíritu: ¿Quiénes son las personas, ideas, y los libros que magnifican tu espíritu? Encuéntralos, aférrate a ellos, y visítalos a menudo. No solo como un remedio al malestar espiritual, sino como prevención cuando estés sano para proteger tu brillo.
No tengas miedo de ser un idealista. Hay mucho que decir acerca de nuestra responsabilidad como creadores y consumidores en esta constante interacción que llamamos cultura. Solo podemos esperar incrementar la demanda de lo profundo sobre lo superficial en la medida en que logremos entregar cosas con fondo, en nuestra vida personal y en ese sueño colectivo que llamamos cultura.