Con frecuencia escuchamos o leemos en los medios “Haz lo que amas, y si aun no lo has encontrado, sigue buscando”. Hay razones muy complejas asociadas a la satisfacción en el trabajo, pero resumirlo en encontrar el trabajo de tus sueños no es precisamente una de ellas. Seguir tu pasión puede ser un consejo peligroso.
¿Por qué encontramos personas que aman lo que hacen, aman su trabajo, y otras que fallan en el intento? ¿Cuándo es que seguir tu pasión no es un consejo útil?
Cal Newport, en su libro So Good They Can’t Ignore You (Ser tan bueno que no te puedan ignorar), explica por qué seguir tu pasión puede ser un mal consejo. A través de varios ejemplos, recalca la asociación e importancia de desarrollar y cultivar las habilidades y el amor al trabajo.
Newport dice que las cosas que determinan un gran trabajo son raras y valiosas. En otras palabras, necesitas ser muy bueno en lo que haces antes de que puedas esperar un buen trabajo. No sigas tu pasión –aconseja Newport– más bien deja que tu pasión te siga en la búsqueda por ser tan bueno en lo que haces que no te puedan ignorar.
En una entrevista, Newport explica que la verdadera pasión crece después de una larga inversión de horas que te convierte en el experto en la materia, que hace que sobresalgas del promedio, que tus aportes tengan valor y generen impacto, donde ganes autonomía y respeto.
Comenta Newport en su libro:
Amy Wrzesniewski, profesora de Comportamiento Organizacional de la Universidad de Yale, ha dedicado su carrera a estudiar qué piensan las personas acerca de su trabajo. (…) Los resultados: los empleados felices, los más apasionados, no son lo que convierten su pasión en una posición, sino aquellos que invierten el tiempo suficiente en ser los mejores en lo que hacen.
Tiene sentido. Una persona con muchos años de experiencia ha tenido tiempo para mejorar en lo que hace y desarrollar un sentido de eficacia. También ha tenido tiempo para desarrollar lazos fuertes con sus colegas, y de ver cómo su trabajo beneficia a otros.
Si tú quieres amar lo que haces, olvídate de la mentalidad de encontrar tu pasión –¿qué puede ofrecerme el mundo?– y adopta una mentalidad de artista: ¿qué puedo ofrecer yo al mundo?
(traducción libre del original en inglés)