Dos principios para desarrollar la confianza

La confianza es una de las formas más poderosas de motivación e inspiración. Las personas quieren que confiemos en ellas, responden a la confianza,  crecen en la confianza. La confianza se puede establecer, extender y restaurar; pero hay que saber usarla, no como una técnica de manipulación, sino como una forma más efectiva para relacionarnos y trabajar con los demás. Como una de las formas más eficaces de conseguir resultados. 

Stephen M. R. Covey, en su libro "The Speed of Trust" (La Velocidad de la Confianza), nos dice que primero tenemos que entender cómo funciona la confianza: La confianza es una función de dos cosas: carácter y competencias. Carácter incluye integridad, motivo, e intención con la gente. Competencias incluye capacidades, habilidades, resultados, e historial. Y ambas son vitales.

La clave está en entender y aprender a navegar en lo que él ha llamado los "5 niveles de confianza", donde define los contextos en los que ésta se establece.

El primer nivel, confianza en uno mismo refleja la fortaleza del enfoque de "adentro hacia afuera".  Nos dice que para construir la confianza con los demás, primero debemos comenzar en uno mismo.  Es en este primer nivel donde aprendemos el principio fundamental que nos permite establecer y mantener la confianza en todos los niveles.  

El primer nivel tiene que ver con la credibilidad. Es acerca de cómo construyes tu integridad, tu intención, tus capacidades y tus resultados, que finalmente son los que hacen que uno tenga confianza en uno mismo y sea creíble a los demás. Esto se reduce a dos preguntas sencillas: 1) ¿Confío en mí mismo? y 2) ¿Soy alguien en que los otros pueden confiar?

¿Te has preguntado si tratas a las otras personas con el mismo nivel de compromiso e integridad que muestras hacia ti mismo? ¿Qué estas haciendo para construir tu integridad personal?

Las investigaciones muestran que muchos de nosotros no seguimos los objetivos que nos proponemos o no cumplimos las promesas y compromisos que nos hacemos a nosotros mismos. Por ejemplo, aunque casi la mitad de los estadounidenses establece compromisos de Año Nuevo, las encuestas muestran que sólo un 8% logra mantenerlos. ¿Qué sucede cuando hacemos esto una y otra vez? ¿Cuál es el resultado del incumplimiento reiterado de hacer compromisos y no poder mantenerlos con nosotros mismos? Se mina nuestra credibilidad. No sólo perdemos la confianza en nuestra capacidad para hacer y mantener nuestros compromisos, sino que también se disminuye nuestra capacidad para proyectar nuestra fortaleza y el carácter que inspira confianza.

Peter J. Daniels, en su libro “Cómo estar motivado todo el tiempo" nos dice: 

Cuando haces un compromiso contigo mismo estás decidiendo por un cambio de actitud. En efecto, anuncias a todo tu ser que vas a hacer algo que requiere total atención y ayuda. Pero si no cumples el compromiso, estás evitando que tus facultades, conscientes y subconscientes, completen la tarea, dejándolas inservibles.

¿Qué sucederá entonces la próxima vez que estés entusiasmado con la posibilidad de un proyecto y hagas un compromiso? Tus respuestas subconscientes serán un poco más lentas y menos entusiastas que antes. Es como si éstas recordaran los compromisos rotos anteriormente, y consideraran que el nuevo proyecto no se va a cumplir, y decidieran que no es necesario que el esfuerzo sea total.

Si rompes continuamente tus compromisos, es casi como atarte totalmente a ti mismo antes de intentar completar algo, porque no hay historial de éxito en tu subconsciente.

Covey nos presenta cuatro principios o elementos fundamentales de la credibilidad. Elementos que hacen que una persona pueda ser confiable con uno mismo y con los demás. Estos elementos pueden ayudar o destruir la credibilidad de una persona.  Los dos primeros núcleos tratan del carácter. Los otros dos sobre las competencias; y los cuatros son necesarios para la confianza en uno mismo.  Estos principios son: La integridad, las intenciones, las capacidades, y los resultados. Aquí me voy a centrar en los dos primeros.

Integridad

La definición de integridad incluye el ser honesto (decir la verdad y dejar una buena impresión donde las personas confían en lo que uno dice).

"En un proceso de selección busco tres cualidades en las personas. Primero, la integridad personal, segundo la inteligencia y tercero un alto nivel de energía. Pero si no tiene el primero, los otros dos podrían matarlo". – Warren Buffett, CEO de Berkshire Hathaway

Pero adicionalmente Covey incluye otras tres cualidades vitales:

Congruencia: "integridad" viene de la misma raíz latina que las palabras "integrados" y "enteros". Una persona posee integridad cuando no hay brecha entre la intención y el comportamiento... cuando él o ella es todo, sin fisuras, el mismo por dentro y por fuera.

"Mi vida es un todo indivisible, y mis acciones están conectadas una con otra.... Mi vida es mi mensaje."– Mahatma Gandhi

Humildad: Integridad también incluye "humildad".  ¿cómo se manifiesta la humildad en el liderazgo y en la vida? Una persona humilde está más preocupado por lo que es correcto, que por tener la razón; en ejecutar las buenas ideas, que en tenerlas; en abrazar la verdad que en defender una posición obsoleta; en construir un equipo en lugar de buscar su propia gloria; en reconocer la contribución que en ser reconocido por hacerlo.
Ser humilde no significa ser débil, reticente, o modesto. Significa mantenerse firme por los principios, incluso cara a la oposición. Pueden manejar negociaciones muy duras. Pueden expresarse con firmeza y claridad en situaciones intensas. Pero no se quedan atrapados en la arrogancia, la valentía, la manipulación, o en los juegos de ganar-perder poder. Lo contrario a la humildad es la arrogancia y el orgullo. Este último pone el ego por encima de los principios y de los demás.

Coraje: Integridad también incluye el coraje para hacer las cosas correctas, aunque sea difícil.

Intenciones

¿Cuál es tu agenda? En el diccionario intención es definido como "plan" o "propósito". Pero estoy convencido de que ninguna discusión sobre "Intención" estaría completa sino de habla de tres cosas: motivos, agenda y comportamiento.

Motivos: Son las razones por las que hacemos las cosas.  Es el "por qué" que nos motiva al "qué".  El motivo que genera la mayor confianza es la preocupación auténtica –preocupación por las personas, preocupación por los propósitos, preocupación por la calidad con la que haces las cosas.  Piensa en esto: ¿podrías confiar en alguien que sabes que no le importas... o que no le importa tu trabajo... o no le importan tus principios, o valores o cualquier otra cosa?.

Agenda: La agenda surgen de los motivos. Es lo que intentas hacer o promover por los motivos que tengas. La agenda que generalmente inspira confianza, es cuando los beneficios son mutuos. Cuando genuinamente se busca lo mejor para todos los involucrados. 

Comportamiento: Típicamente es la manifestación de los motivos y de la agenda. El comportamiento que mejor genera credibilidad e inspira confianza es cuando se actúa buscando el interés de los demás.

La confianza se establece y fortalece con acciones, con el comportamiento que mostramos de manera consistente. Las personas no escuchan lo que dices, observan tus acciones. 

El impacto de mis decisiones

Hace unos días salió publicado un artículo titulado “Los gerentes que no amaban a sus empresas”.  En éste Manolo Alcázar, Director de la maestría en Gobierno de Organizaciones del PAD-Universidad de Piura, comentaba:

“Las organizaciones son difíciles de crear. Es muy importante, por tanto, cuidar y mejorar las que ya existen. Pero ¿qué hace falta para ello?

"Las organizaciones mejoran cuando mejoran las decisiones directivas de quienes las gobiernan, dentro de lo que el entorno permita. Y si esto es así, ¿qué hace falta entonces para que mejoren las decisiones directivas? Pues que los directivos sepan y quieran tomar mejores decisiones de gobierno, dentro de lo posible.”

El artículo continua explicando que lo más importante es que la persona quiera.  Que los gerentes amen a su organización. Que sean ejemplo de lealtad a los empleados. La importancia del “querer” significa asumir de manera consciente las decisiones que tomamos.  Ser conscientes que cada decisión tendrá un impacto, y que estamos siendo ejemplo de cuales son nuestros criterios y nuestras prioridades.

Pero como menciona Alcázar, el querer no es suficiente.  Además hay que saber. Nos dice: 

“Y ¿qué debe conocer un directivo para decidir mejor? Pues debe conocer suficientemente bien –digo yo– las dos cosas que un directivo maneja: el funcionamiento de la organización y el funcionamiento de los seres humanos”.

Sobre el funcionamiento de la organización, se sabe que hay muchas fuentes y recursos.  Sin embargo, a veces nos cuesta diferenciar los distintos tipos de conocimiento. El conocimiento del que “sabe” y el del que posee solo un conocimiento “superficial”. Este último erradamente se confunde y prioriza porque la persona que lo posee sabe hablar bien, genera buena impresión y muestra una actitud de seguridad. Pero no deja de ser superficial.

Si ya tenemos problemas para identificar a las personas que realmente tienen el conocimiento y la experiencia, cabe preguntarse qué estamos haciendo para asegurar que las personas que lideran equipos estén realmente preparadas y tengan el conocimiento necesario para guiar a otras personas.

Además del conocimiento sobre el funcionamiento de la organización y el funcionamiento de los seres humanos, yo añadiría un punto: el conocimiento de uno mismo.  

Se dice que el hombre esconde detrás de su fachada corporal una interioridad no deducible. Julián Marías comenta que la interioridad humana es superlativa, hasta el punto de que no se puede conocer perfectamente a nadie, ni siquiera uno a sí mismo. Por eso nos vemos incapaces de comunicar todo lo que somos.

Si no somos capaces de conocernos primero a nosotros mismos a profundidad, ¿cómo podemos decir que conocemos a las personas que trabajan con nosotros?  ¿Realmente sabemos lo que motiva a nuestro equipo?  ¿O decidimos en base a opiniones, comentarios, o artículos sobre practicas de otras empresas sin llegar a profundizar en ellas?

Finalmente tomamos decisiones basados en nuestros propios valores, principios y criterios.  ¿Qué tanto nos preparamos para tomar mejores decisiones, cuando hablamos de personas? ¿Somos conscientes de que al hablar de personas, hay también una formación que debemos consolidar?

Cuando tomamos decisiones que impactan o involucran a personas, ¿analizamos correctamente si será la mejor de decisión? ¿Si tenemos los hechos o juicios correctos?  ¿Nos dejamos influenciar por la opinión de unos cuantos que hacen mucho ruido? Establecer lo que es justo no siempre es fácil.  Muchas veces tenemos que tomar decisiones sin tener certeza absoluta de si es la mejor decisión o de si tenemos los hechos correctos.

La búsqueda de la verdad, además de requerir tiempo y esfuerzo, no garantiza que la encontremos. Sin embargo, aun sin ese conocimiento, usualmente nos encontramos con personas que se ven en la necesidad de opinar:  opinar sin conocer a profundidad los hechos, opinar o repetir palabras escuchadas de pasillo...  Realmente tendríamos que analizar cuánto de lo que decimos son opiniones nuestras, y cuánto son opiniones de otros que hemos aceptado sin más.

“La ética, por definición, busca el bien. Y el bien se logra cuando se conoce y se respeta la verdad. Sin embargo, como animal racional, el ser humano busca la verdad. Como animal perezoso, muy pronto se cansa de indagar y decide que las cosas son lo que a cada uno le parecen.

“Además aunque aspiramos a tomar las decisiones correctas y hacer el bien, la palabra ‘bien’ no significa lo mismo para todos. Por eso es importante preguntarnos qué es lo que hace que las cosas, las acciones y la vida sean buenas”. — José R. Ayllón

Cuando hablamos de personas, ya hemos analizado si la persona quiere y si la persona sabe.  Hay una tercera pregunta cuándo se habla de las competencias, y es si la persona puede. No es suficiente que quiera, no es suficiente que conozca, sino que también tiene que poder hacerlo.  Y en este punto nos referimos a la fortaleza y hábitos de la persona.

Es decir, ser conscientes y querer no es suficiente para tomar una buena decisión, pues solo es capaz de seguir su conciencia quien tiene el hábito de obrar bien, el que además de conocer (saber) lo bueno tiene la fortaleza de actuar en consecuencia.

 Nos dice José R. Ayllón que el hombre puede juzgar bien y sin embargo, obrar mal.  En otras palabras el saber es una condición necesaria, pero no suficiente:

“Por una misteriosa incoherencia, nadie es como quisiera ser. Sabemos que los seres humanos traicionan a menudo sus propios principios y no hacen el bien ni evitan el mal que deberían. En esa debilidad constitutiva se manifiesta también la necesidad de la fortaleza”.

La curva de aprendizaje: Por qué algunas personas logran alcanzar el éxito

Photograph by Natalia Curonisy, Cusco - Peru

Photograph by Natalia Curonisy, Cusco - Peru

"La gente no decide su futuro, su futuro lo deciden sus hábitos y sus costumbres." - F.M. Alexander

Por varias décadas, la psicóloga Carol S. Dweck, profesora de Stanford y autora de Mindset, ha investigado los campos de la motivación y el por qué algunas personas logran alcanzar el éxito (o no), y cómo podemos fomentarlo.

Dweck, en sus investigaciones, encontró cómo los niños enfrentan los retos y las dificultades generando dos modos de pensamiento.  Los que adoptan el modo de pensar en “crecimiento” (growth mindset), es decir que afrontan los retos de una manera muy positiva, piensan en grande y buscan desarrollarse; y los que adoptan una mentalidad “fija” (fixed mindset), a los que les resulta muy desmotivador el fracaso y sienten juzgada su inteligencia en esos mismos retos. 

Los estudiantes con la mentalidad de “crecimiento” (como ella los llama), emplean mejores estrategias de aprendizaje, encuentran satisfacción en el reto, encuentran positivo el esfuerzo y logran mejores resultados que sus pares de mentalidad “fija”. Estos últimos son más propensos a poner límites en su vida por temor al fracaso, lo que limita sus posibilidades de desarrollar su potencial.

Dweck señala que podemos cambiar nuestra forma de pensar para lograr cambios. Al igual que cualquier otro hábito, podemos fijar la mente en “pensar en grande”, en pensar que todavía podemos aprender y lograr desarrollar nuestro cerebro, hasta que obtenemos la rutina de pensar en “no ponernos límites”.

En noviembre del 2014 se presentó en TED donde compartió más detalles sobre sus investigaciones y explicando cómo el modo de pensar impacta en la motivación y el rendimiento.

Angela Lee Duckworth, psicóloga de Harvard, también ha investigado sobre el tema. Ella encontró que muchos de los niños que destacaban, que desarrollaban el secreto del éxito,  no eran aquellos que tenían el coeficiente intelectual más alto, sino aquellos que se esforzaban más de manera constante. Es decir, nuevamente rescatamos la importancia del desarrollo de los hábitos y las virtudes.

“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que rara vez ocurren, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días” - Benjamin Franklin


Hacer lo que amas

"Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida" – Confucio

Pero ¿cómo lo encuentras exactamente? No es que de un momento a otro tenemos un golpe de suerte, y descubrimos cuál es el trabajo de nuestros sueños.  ¿Cómo podemos encontrar nuestra misión en la vida o ese "algo" que nos llene de satisfacción?  Hacer lo que amas es complicado.

Una de los artículos más brillantes que se han escrito es el de Paul Graham de "Cómo hacer lo que amas".   Algunas de las reflexiones que más me gustaron están referidas a cómo influenciamos como padres en el amor al trabajo y la importancia de los hábitos:

"Cuando yo era niño, parecía como si el trabajo y la diversión fueran opuestos por definición. La vida tenia dos estados: algunas veces los adultos te hacían hacer cosas, y a eso se le llamaba trabajo; el resto del tiempo podías hacer lo que quisieras, y a eso se le llamaba jugar. (...) Para cuando alcanzan una edad para pensar en lo que les gustaría hacer, la mayoría de los niños han sido totalmente engañados en cuanto a la idea de amar su trabajo. Los han entrenado a considerar el trabajo como un deber desagradable."

"Haz lo que amas no significa, haz lo que más quisieras hacer en este instante. Incluso Einstein probablemente tuvo momentos en que quería tomar una taza de café, pero se dijo a si mismo que primero debería terminar aquello en lo que estaba trabajando. (...) La regla sobre hacer lo que amas supone un cierto período de tiempo. No significa, haz lo que te hará más feliz en este instante, sino lo que te hará más feliz durante un período más largo, como una semana o un mes.

Los placeres improductivos cansan con el tiempo. Después de un tiempo uno se cansa de estar recostado en la playa. Si deseas permanecer feliz, tienes que hacer algo."

"Es difícil encontrar trabajo que ames; tiene que serlo, si tan pocos lo encuentran. Así que no subestimes esta tarea".

Hay una prueba para saber sí estás haciendo el trabajo que amas o estás poniendo la excusa de que "no es lo que te gusta" para no hacer un buen trabajo.

Graham nos dice:  "Una de ellas es tratar de hacer un buen trabajo en lo que estás haciendo, incluso si no te gusta. Entonces, al menos sabrás que no estás usando la insatisfacción como excusa para la pereza. Tal vez lo más importante: caerás en el hábito de hacer bien las cosas.
'Produce siempre' es también una heurística para encontrar el trabajo que amas." 

Puedes leer el artículo completo y más sobre sus enseñanzas en: Paul Graham en español.

La Búsqueda para Crear un Trabajo Significativo y Vivir una Vida con Sentido

Photograph by Natalia Curonisy, Machu Picchu - Peru

Photograph by Natalia Curonisy, Machu Picchu - Peru

Recientemente tuve la oportunidad de leer un articulo que forma parte de un curso online “The Focus Course”, de Shawn Blanc.  Realmente me encantó. Quisiera compartir un extracto relacionado con la importancia de los hábitos y cómo impactan en nuestra vida.

 (Lo que sigue es una traducción libre del artículo que menciono)

Practicas de Vida y Hábitos Diarios (The Focus Course by Shawn Blanc)

Este tema es uno de los más importantes de mi vida. Tengo un compromiso personal de vivir conscientemente dándole significado (intención) a tantas áreas de mi vida como pueda. Quiero darle intención a mi matrimonio y cómo educo a mis hijos. Quiero darle intención a mis negocios y finanzas familiares, a mi trabajo creativo, a la forma en que paso mi tiempo, a mi alimentación, y más.

Es tan fácil simplemente ignorar  y pasar de largo estas áreas, reaccionar ante cualquier problema urgente que surja, y permanecer pasivo el resto del tiempo. ¿Les suena familiar? ¿A qué se parece eso? Bueno, se parece a un millón de cosas en realidad. Se parece mucho a la deuda de los consumidores; a las relaciones rotas con nuestros familiares y amigos, nuestros hijos, y nuestra pareja; parálisis y claustrofobia en nuestro trabajo; a muchas horas desperdiciadas en las redes sociales y de ver todos los días televisión.

Tener un trabajo en una empresa con un horario que cumplir no es un fracaso, pero tu actitud hacía él lo puede ser. Ver un programa de televisión no es un fracaso, pero si le estás robando tiempo a tu familia, o el tiempo para hacer el trabajo importante que deberías estar haciendo, entonces probablemente lo es.

Es importante entender que estas acciones no son el enemigo en nuestra búsqueda para crear un trabajo significativo y vivir una vida con sentido, pero sí lo son las razones por las que estamos haciendo esas cosas (o, a veces es la falta de esas razones). ¿Estamos a la deriva, a la espera? ¿Actuamos por reacción? ¿O somos el capitán?

Implementando hábitos diarios puedes tomar acción sobre la visión de tu vida,  tus metas de corto y largo plazo; y moldear tu estilo de vida para que puedas tener éxito en estas áreas.

Aquí es donde te dices a ti mismo:  “quiero estar sano y feliz. Así que voy a tomar decisiones conscientes sobre lo que como, lo que hago, lo que digo, lo que pienso, con el fin de ser más saludable.”

La razón de por qué algo como esto parece "revolucionario" se debe a que muchas personas no viven con disciplina, no viven enfocadas, no viven conscientemente, etc.;  por eso este planteamiento suena "intenso" o "fuera de lo común".  Pero no suena así porque lo sea, sino porque estamos acostumbrados a la mentalidad de “lo que sea”, o “lo que tenga que ser será". Hacemos lo que hacen los demás porque… seguramente tantas personas no pueden estar equivocadas, ¿no?

La implementación de hábitos diarios se basa en la premisa de que a pequeños golpes cayeron grandes robles. Hacer pequeñas cosas con constancia por un periodo de tiempo da grandes resultados y avances.

No es por dar un sermón, pero tú y yo hemos crecido en una cultura que exige resultados de microondas.  Y por eso, hemos adquirido una sed de gratificaciones instantáneas.

Por ejemplo, no nos es suficiente caminar 15 minutos al día para estar más saludables –despreciamos lo simple y humilde de este enfoque. No hay gloria en él.  Así que, en lugar del ello, nos inscribimos en el gimnasio, contratamos un entrenador personal, gastamos $500 en ropa de deporte y bandas de lujo para llevar nuestro iPhone, y nos comprometemos a hacer ejercicio 2 horas al día, 6 días a la semana. El resultado: al poco tiempo quedamos exhaustos y abandonamos el plan.

Sólo un tonto deposita $ 100 en una cuenta de ahorros y regresa al día siguiente esperando que hayan $ 200. Sabemos que las inversiones financieras y el crecimiento de interés compuesto llevan tiempo.  Lo mismo sucede con las inversiones que hacemos con el resto de nuestras vidas.

Tenemos la tendencia a sobrestimar lo que podemos hacer en un corto período de tiempo, y subestimar lo que podemos hacer durante un período largo; trabajemos siempre lenta y constantemente. – Gretchen Rubin

No desprecies los pequeños pasos y los pequeños momentos de la rutina, la diligencia y la fidelidad. Porque esos son los escalones que nos llevan a las grandes cosas por las que nos estamos esforzando.

Mi abuela Josefina

Mi abuela Josefina tenía 94 años cuando murió. Mi abuelo Louie de 98 años estaba allí a su lado, en duelo por la pérdida del amor de toda su vida, pero profundamente agradecido porque fue capaz de estar con ella todo el camino hasta el final.

Su funeral fue a los pocos días. Más de 200 personas fueron a nuestra pequeña ciudad de Castle Rock, Colorado para celebrar, reír y llorar con nosotros mientras compartíamos historias de mi abuela.

La madre de Josefina murió cuando ella tenía solo 11 años, dando a luz a su hermana menor.   Cuatro años más tarde, su padre los abandonó durante la gran depresión, dejando a su hija de 15 años –mi abuela– a cargo de todos sus hermanos.

Ella siempre dijo que fue el poder del pensamiento positivo y la oración lo que la mantenía en marcha; ella se hizo cargo y nunca miró hacia atrás, formando un legado y una familia muy unida.

En el funeral, cuando leyeron sus memorias, nos encontramos con sus "valores" - las cosas que ella trató de vivir. Eran frases cortas: “Sea el primero en saludar”; “Felicite a tres personas cada día”; “Viva por debajo de sus ingresos”; “Deje que la primera cosa que usted diga alegre el día de todos”; “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”; “Siempre piensa lo mejor de los demás”.

Cuando las escuché, me di cuenta de lo mucho que realmente sus oraciones y su pensamiento positivo habían influido e impactado en toda nuestra familia. Mi abuela era una mujer increíble.

¿Qué significa practicar activamente un estilo de vida? ¿Tener un hábito diario?

Significa que hay rutinas en tu día que haces todos los días. Esto significa que hay cosas que has elegido hacer y también hay cosas que has elegido no hacer.

La idea es doble:  cuando tienes hábitos diarios estás decidiendo intencionalmente cómo vives tu vida.  Has pensado cómo son las cosas, cómo quisieras que sean, y has elegido la forma en que quiere vivirlas. Esto incluye las cosas que haces, las cosas que piensas, lo que dices, lo que sientes, etc.

Puedes elegir tu actitud y tus acciones todos los días hasta que, finalmente, se vuelven parte de ti.

Hacer esto intencionalmente significa que en realidad estás haciendo progresos. En verdad los estás haciendo. No estás viviendo cada día como un trozo de madera a la deriva en el mar.  Has construido un velero y estás aprendiendo cómo navegar los mares y a llegar a donde te has propuesto.

Los hábitos diarios ayudan a desarrollar el carácter. Al elegir no ser crítico o sarcástico, y en su lugar ser sincero y genuino,  estás trabajando para ser una persona más amable y más transparente. Como resultado, estarás más contento contigo mismo, y por eso estarás más contento con los demás, y ellos estarán más contentos contigo.

Los hábitos diarios significan que has reconocido que ser solo un trozo de madera a la deriva no te va a llevar a donde quieres ir. Los hábitos te preparan para el éxito. No garantizan el éxito, pero permiten mantenerte mucho mejor en el camino que simplemente teniendo la idea de un objetivo en la cabeza.

F.M. Alexander dijo: "La gente no decide su futuro, su futuro lo deciden sus hábitos y sus costumbres."

Y John C. Maxwell dijo: "Nunca vas a cambiar tu vida hasta que cambies algo que haces todos los días. El secreto de tu éxito se encuentra en tu rutina diaria ".

Todo el mundo tiene ideas, metas, esperanzas y sueños. Sin embargo, no se levantan cuando suena el despertador, y desayunan camino al trabajo, al que llegan tarde.   Están cansados con resaca del fin de semana.  Llegan a casa para ver televisión hasta quedar dormidos. Pero como la televisión y los medios de comunicación están siempre  mostrando historias de personas que viven vidas perezosas, pero que terminan siendo héroes, ricos y famosos porque un día se topan con circunstancias extraordinarias… se imaginan que así también serán sus vidas.

Vivimos sin foco, sin intencionalidad, ni ética de trabajo, a la espera de ese gran momento que cambie nuestra vida para finalmente darnos nuestra gran oportunidad.

Pero no es así como funciona.

Benjamin Franklin dijo que "la felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte –que rara vez ocurren– sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”

Nuestros hábitos diarios son la forma en que creamos nuestras propias ventajas.  No nos quedamos pasivos a la espera de que algo va a venir a cuidarnos y finalmente hacernos felices y exitosos.  En lugar de ser pasivos, debemos trabajar y exigirnos a nosotros mismos con el fin de crear pequeñas ventajas cada día. Esas pequeñas ventajas se suman con el tiempo. Por ejemplo, si escribes por lo menos cien palabras cada día, muy pronto tendrá una novela entera. Puede ser un primer borrador de mierda, pero al menos la has escrito en vez de quedarte solamente con la idea.

Vivir contracorriente

Si te propones vivir como nadie más, después de un tiempo vivirás como nadie más. – Dave Ramsey

La mayoría de los atletas no participarán en los Juegos Olímpicos. La mayoría de las nuevas empresas no serán compradas por mil millones de dólares. La mayor parte de escritores no llegarán a la lista de best sellers del New York Times. Y eso está bien. Todos tenemos nuestras propias definiciones de éxito, pero la fama y el reconocimiento mundial no tienen que ser uno de ellos.

¿Cuántos empresarios toman el riesgo de empezar su propio negocio? ¿cuántos escritores empiezan a escribir ese libro que saben que tienen que contar?

Desafortunadamente, la mayoría de nosotros no estamos rodeados de personas altamente enfocadas, individuos enérgicos, de éxito, que sean ejemplo para nosotros. Al contrario, nuestras aulas y lugares de trabajo y ciudades están llenos de gente que son buenos en gastar más de lo que tienen mientras ven la televisión, revisan su facebook y pasan el tiempo con juegos de video. ¿No es tonto  pensar que nosotros tenemos mayor oportunidad de lograr nuestras metas, mientras vivimos como la mayoría de las personas, que nunca lograrán las suyas?

Hay una métrica que te puede ayudar a determinar si estás en camino a alcanzar tus objetivos: ¿estás gastando tu tiempo, tu dinero, y prestando atención de manera diferente a la mayoría de la gente?

La verdad es que la mediocridad es natural. No tienes que hacer nada. Simplemente sucede. Pero si quieres crear realmente experiencias únicas –y si quieres construir tu plataforma– entonces necesitas tener coraje. – Michael Hyatt, Plataforma

Si yo dejara que mi vida sea tomado por lo que es urgente, podría muy bien no moverse a lo esencial. – Henri Nouwen

(...)  Las tareas urgentes siempre nos encontrarán. Es por eso que tenemos que ser proactivos en hacer tiempo y espacio para las tareas importantes.

Los hábitos diarios nos mantienen en camino de lograr nuestros objetivos y poner en práctica nuestras ideas. Nos hacen espacio para aparecer todos los días y hacer las cosas importantes. Sin hábitos diarios, sólo reaccionamos a lo que es más urgente, rara vez haciendo un progreso significativo en el trabajo que importa.

Cómo lograr resultados extraordinarios en 24 horas

¿Has conocido personas que esperan que las cosas sucedan sólo por accidente?.

Vivimos en una cultura de la inmediatez.  Sin siquiera tener una definición propia de lo que es el éxito, hemos creado el mito de que se puede lograr el éxito en una sola noche.

Debbie Millman nos recuerda que “las cosas que realmente valen la pena toman tiempo”; y Seth Godin en su post Elegir ser formidable, nos recuerda que hay dos  elementos críticos para lograrlo:

1. Habilidad. La habilidad de entender el ámbito de la materia, para hacer el trabajo, para comunicar, para dirigir, y dominar todos los detalles necesarios para que la promesa se haga realidad. Todo lo cual es difícil, pero insuficiente, porque nada de eso importa si la persona no tiene...
 2. Preocupación. La pasión para ver a través de las cosas. La voluntad de encontrar una ruta diferente cuando la primera no funciona. La certeza de que hay una manera, y te importa lo suficiente para encontrarla. Sorprendentemente, preocuparse es una elección, no un requisito para obtener un certificado.
 Los líderes formidables encuentran las preguntas difíciles, pero en lugar de tener miedo a preguntarlas, con entusiasmo deciden buscar las respuestas. Profundizan  en los detalles que importan e ignoran las que simplemente distraen.
Paul Graham recibe el crédito por la frase. "Una persona formidable es la que parece que va a conseguir lo que quiere, independientemente de cualquier obstáculo que se encuentre en su camino."

 Nos encontramos a diario con personas en la búsqueda de resultados inmediatos, que a su vez buscan encontrarse con personas que tengan la magia para hacer que las cosas sucedan.   Pero nos olvidamos que los resultados no se logran solo con conocimiento y pasión, sino con hábitos.  Los logran personas que desarrollan la voluntad para hacer las cosas, para levantarse rápidamente y sobreponerse cuando los resultados no son los que esperan.  Personas que se preocupan por desarrollar las virtudes.  Que se enfocan no sólo en los resultados sino en el impacto de sus decisiones.

Es propio de la libertad tender puentes hacia el futuro. Puentes desde lo que soy hacia lo que quiero ser. Pero lo que quiero ser, todavía no es. ¿Cómo puedo, entonces, dirigirme hacia lo que todavía no es? El verbo prever es la respuesta. Prever significa ver lejos (procul videre), anticipar el porvenir (pro videntia). De esas raíces latinas surge la palabra prudencia: el arte de dar los pasos oportunos para conseguir lo que todavía no tengo. (…). En su origen, prudencia designaba la cualidad máxima de la inteligencia, el arte de elegir bien en cada caso concreto. (Antropología paso a paso. José R. Ayllón) 

 Los resultados no se logran por accidente. Las personas que quieren dar o exigir resultados, deben preocuparse por el impacto de sus acciones, y desarrollar los hábitos necesarios para lograrlos con consistencia.