Imagina que tines de $1,000 para invertir en el potencial futuro de una persona. Esta inversión te va a rendir 10% de sus futuros ingresos. Pero hay una condición: debe ser una persona que conozcas de manera cercana, alguien sea de tu confianza, en quien creas firmemente, y con quien podrías contar plenamente. ¿Cómo tomarías esta decisión?
Conor Neill planteó este desafío en un TEDx. Es una pregunta que te obliga a definir qué cualidades debe tener esa persona para que sea una "inversión" sabia y prudente. ¿Qué criterios específicos usarías para elegir a tu mejor candidato la persona más digna de tu inversión? Los criterios convencionales como habilidades, conocimientos y logros previos apenas rasgan la superficie.
Cuando el legendario inversionista Warren Buffett evalúa a las personas, profundizaba aún más, priorizando la integridad, la energía y la inteligencia por encima de todo.
Tómate un momento para definir claramente tus propios criterios. ¿Qué valores, hábitos, destrezas, conocimientos y motivaciones intrínsecas priorizarías? ¿Quién en tu círculo cercano sería merecedor de esa inversión?
Más importante aún, ¿apostarías por ti mismo?
No son preguntas sencillas de responder. Pero si aplicas rigurosamente la prueba de los tres filtros de Buffett a tu propia vida, ¿cómo te mides? ¿Realmente estás cultivando la integridad personal a través de tus acciones y elecciones diarias? ¿Aportas energía y vitalidad contagiando a otros a perseguir tus metas y sueños? ¿Estás constantemente retándote, expandiendo tus límites intelectuales y tu ansia por aprender?
Nuestra vida está conformado por una serie de decisiones y acciones, algunas más fáciles que otras. Pero esas acciones se acumulan con el tiempo y terminan definiendo nuestro futuro. A menudo subestimamos lo que podemos lograr en un año, pero sobrestimamos lo que podemos lograr en un solo día.
En la historia de tu vida, el libro más importante es aquel que tú estás escribiendo.
El camino hacia la excepcionalidad comienza cuando asumes la responsabilidad de tus actos, sin importar la situación o las circunstancias que te rodeen.