A lo largo de mi carrera me ha tocado asesorar y ayudar a muchas personas que asumieron un rol de liderazgo por primera vez. Asumir esta nueva responsabilidad es un gran desafío. Las habilidades de liderazgo se aprenden, y si éste es tu caso, aprender a ser un gran líder no solo impactará en tu crecimiento personal y profesional, sino en el éxito de la organización y de tu equipo.
Convertirse en líder es un proceso, donde la primera recomendación es definir una estrategia. Diversos estudios señalan que tener un plan de 90 días aumentará tus posibilidades de éxito. Suena simple, sin embargo, las estadísticas sobre el fracaso, fallas, o malas experiencias de personas en nuevas posiciones de liderazgo son muy conocidas. Las estimaciones de fracaso en los primeros 18 meses oscilan entre el 38% y más del 50%. Los errores en contratación o promoción suelen ser bastante altos.
Comparto algunas de las reflexiones y recomendaciones que más han ayudado a navegar a los nuevos lideres durante este trayecto.
¿Qué debes saber?
Un buen comienzo es empezar por uno mismo, y comprender cuáles son tus motivaciones, fortalezas y oportunidades.
Tú eres responsable de liderar el cambio —independientemente de tu nivel en la organización.
Es parte de tu rol comprender hacia dónde se dirige el mercado y el entorno en el que te encuentras, y vincularlo con la estrategia de la empresa y las partes interesadas (clientes, líderes, otras áreas y tu equipo).
Este camino ya no se trata tanto de ti. Se trata de cómo ayudar a tu equipo a realizar el trabajo que se requiere. Se trata de cómo ayudas y sirves a tu equipo para que trabajen lo mejor posible individual y colectivamente, y qué haces por tu equipo para ayudarlos a tener éxito.
Cómo desafías a tu equipo a explorar y profundizar en nuevas formas de realizar el trabajo.
Ayudar a tu equipo a comprender a sus clientes internos y externos y cómo pueden agregar valor.
Ser líder es una posición de servicio, no de estatus.
¿Cómo empezar?
Asegúrate de cubrir las bases con tu líder, partes interesadas y tu equipo:
Comparte la visión y dales claridad de hacia dónde va la empresa y que se espera del equipo.
Alinea expectativas: ¿Cuál es el trabajo que debe realizarse y cuáles son los tiempos?
Valida si todos en tu equipo tienen las herramientas y recursos para desempeñarse y realizar su trabajo.
Valida el nivel de soporte que necesitan para hacer su trabajo. ¿Cuánto apoyo necesita la persona y con qué frecuencia debes reunirte con ella?
Conoce las fortalezas de tu equipo y cómo pueden agregar más valor utilizando esas fortalezas.
Reconoce que cada persona en tu equipo es única. Trata de entender cómo esta persona se ve a sí misma, su familia, sus desafíos, sus pasatiempos y sus sueños.
Valida sus intereses de desarrollo y profesionales; y cómo puedes ayudar a alcanzar sus metas.
Pregúntale a las personas de tu equipo, cómo les gusta ser reconocidas, y cuáles son sus motivaciones.
Solicita retroalimentación y recomendaciones: ¿Qué cosas funcionan bien, qué cosas deberían ser diferentes o qué cosas deberían dejar de hacer?
Dedica tiempo a identificar cómo puedes apoyarlos. Identifica lo que las personas necesitan de ti que quizás no se atrevan a pedir.
Al comenzar este nuevo camino en tu carrera, tienes una excelente oportunidad para crear un impacto positivo. Habrán momentos de incomodidad, abrázalos como una buena señal de tu propio crecimiento.
Una de las principales barreras es pretender que eres perfecto, querer demostrar que no se equivocaron al asignarte en el rol. Aceptar que no eres perfecto, sino un ser humano en proceso de desarrollo, pero con pasión y ganas de aportar, ayudar, y mejorar las cosas, hacen una gran diferencia. No temas mostrar a los demás quién eres y qué aportas. Sé humilde para admitir que no sabes todo. Escucha. Haz preguntas. Nunca dejes de aprender.
Tú decides liderar.
Día a día, lo que eliges, lo que piensas y lo que haces es lo que te conviertes.
― Heráclito