Quiero romper todas las reglas.
Quiero experimentar, explorar, aprender todo lo que pueda.
Existe el mito que la ambición es mala. Por suerte no le doy nada de importancia, porque tengo muchas ambiciones. Quiero lograr muchas cosas. Quiero aportar, quiero crear, quiero ayudar a otros a crecer, quiero ser mejor cada día.
Por eso, después de 18 años de trabajar en una compañía espectacular, rodeada de gente maravillosa, con sentimientos encontrados decidí cerrar ese capítulo para empezar una nueva historia. No fue fácil. Pero uno sabe cuándo necesita dar un paso adelante para tomar retos diferentes, para poder tomar el control de tu desarrollo y poder crecer.
Confieso que fue una montaña rusa de emociones; y debo reconocer que mis ideas y planes de lo primero que iba hacer, ha ido cambiando con los días. Lo que al inicio tenía planeado se ha ido aclarando, y me estoy dando el espacio para cuestionarlo todo. Y es que la verdad, luego de estar tan inmersa tantos años en el mundo corporativo, lo primero que me salto, es lanzarme a lo que "debía hacer".
Si algo estaba segura, es que quería un cambio. Pero al detenerme, —al sacarme la mochila que no sabía que tenía— empecé a explorar las cosas con nuevos lentes, y se abrió un mundo lleno de posibilidades.
Estoy súper agradecida de todo el camino recorrido, de todos los amigos, colegas y las personas maravillosas con las que tuve la oportunidad de trabajar, y todas las oportunidades que me dieron para crecer. Agradecida por la confianza, y por todas las experiencias maravillosas que me llevo.
Hoy voy a romper todas las reglas. Aún no conozco el resultado, pero eso ya no es tan importante. Solo tengo hoy, así que voy a enfocarme en el camino.