Inspirado por Stan Lee, el legendario escritor y co-creador de superhéroes, Jim Kwik, entrenador personal de desempeño mental, preparó un conmovedor video tributo a su trabajo, recordándonos como una persona puede marcar la diferencia.
En este video, Kwik cuenta como Stan Lee utilizó su pasión por contar historias para encontrar su propósito. En estas historias nos recuerda que un superhéroe no es simplemente alguien que fue descubierto o que desarrolló superpoderes. Sus personajes no eran personas increíbles o prodigios perfectos; eran seres humanos reales con fallas y desafíos. Los superpoderes no los convirtieron en superhéroes; lo que los convirtió en superhéroes es que usaban sus poderes para hacer el bien.
Stan Lee creía que hay un superhéroe en cada uno de nosotros y que tenemos que descubrir cómo liberar nuestro poder. Pero también creía que cuando se tiene un gran poder, se tiene la gran responsabilidad de usarlo en beneficio de los demás.
Con un gran poder viene una gran responsabilidad.
— Tío Ben (Spider-man)
A esa expresión, Jim Kwik añade una reflexión importante: en sentido contrario, también es cierta. "Con una gran responsabilidad viene un gran poder". Cuando asumimos la responsabilidad de algo, tenemos la oportunidad de mejorar las cosas. Podemos ser responsables de ser la mejor versión de nosotros mismos, de nuestra familia, comunidad o trabajo. Cuando asumimos la responsabilidad de qué vamos a priorizar, de nuestras acciones, de reconocer nuestros errores; entonces tenemos un gran poder. Todos poseemos un gran poder, pero somos responsables no solo de lo que hacemos, sino de los resultados que obtenemos de ellos.
En una ocasión, Jim Kwik le preguntó a Stan Lee qué superpoder le gustaría tener. Y él le dio dos respuestas:
La primera, el superpoder de la suerte. Tener suerte es el superpoder definitivo. Ganarás cada batalla, podrás hacer todas estas cosas increíbles porque siempre tendrás suerte. Y él—Stan—se sentía afortunado. Se sentía afortunado en su carrera, se sentía afortunado en su vida. Su superpoder de la suerte lo llevó a la gratitud. La gratitud reconfigura el cerebro, lo que aprecias mejora en realidad.
Para Stan Lee, la suerte era verdaderamente un superpoder, y la capacidad de desarrollarlo radica en nuestra habilidad de observación. Prestar atención a las cosas por las que estás agradecido te hará más afortunado.
La segunda respuesta de Stan fue sobre el poder del amor; sobre la tolerancia y aceptación. Es como si la capacidad de propagar amor fuera el superpoder definitivo.
¿Alguna vez te has preguntado qué superpoder te gustaría tener? ¿Cuáles son tus superpoderes?
Todos tenemos un superpoder. Podemos ser responsables. Podemos mejorar las cosas. Podemos crear, aprender y crecer. Podemos ser personas que no evitan la responsabilidad cuando las cosas van mal. Personas que deseamos marcar la diferencia. Que vivimos nuestros valores, que deseamos lograr un impacto en el mundo.
Tú puedes ser la primera persona en saludar, el primero en decir algo que anime el día a los demás, en dar la mano a otro. No subestimes los pequeños pasos y momentos de rutina, diligencia y lealtad. Porque son los pasos que nos conducen a las grandes cosas que estamos buscando.
Todos podemos marcar la diferencia.