Cómo lograr resultados extraordinarios en 24 horas

¿Has conocido personas que esperan que las cosas sucedan sólo por accidente?.

Vivimos en una cultura de la inmediatez.  Sin siquiera tener una definición propia de lo que es el éxito, hemos creado el mito de que se puede lograr el éxito en una sola noche.

Debbie Millman nos recuerda que “las cosas que realmente valen la pena toman tiempo”; y Seth Godin en su post Elegir ser formidable, nos recuerda que hay dos  elementos críticos para lograrlo:

1. Habilidad. La habilidad de entender el ámbito de la materia, para hacer el trabajo, para comunicar, para dirigir, y dominar todos los detalles necesarios para que la promesa se haga realidad. Todo lo cual es difícil, pero insuficiente, porque nada de eso importa si la persona no tiene...
 2. Preocupación. La pasión para ver a través de las cosas. La voluntad de encontrar una ruta diferente cuando la primera no funciona. La certeza de que hay una manera, y te importa lo suficiente para encontrarla. Sorprendentemente, preocuparse es una elección, no un requisito para obtener un certificado.
 Los líderes formidables encuentran las preguntas difíciles, pero en lugar de tener miedo a preguntarlas, con entusiasmo deciden buscar las respuestas. Profundizan  en los detalles que importan e ignoran las que simplemente distraen.
Paul Graham recibe el crédito por la frase. "Una persona formidable es la que parece que va a conseguir lo que quiere, independientemente de cualquier obstáculo que se encuentre en su camino."

 Nos encontramos a diario con personas en la búsqueda de resultados inmediatos, que a su vez buscan encontrarse con personas que tengan la magia para hacer que las cosas sucedan.   Pero nos olvidamos que los resultados no se logran solo con conocimiento y pasión, sino con hábitos.  Los logran personas que desarrollan la voluntad para hacer las cosas, para levantarse rápidamente y sobreponerse cuando los resultados no son los que esperan.  Personas que se preocupan por desarrollar las virtudes.  Que se enfocan no sólo en los resultados sino en el impacto de sus decisiones.

Es propio de la libertad tender puentes hacia el futuro. Puentes desde lo que soy hacia lo que quiero ser. Pero lo que quiero ser, todavía no es. ¿Cómo puedo, entonces, dirigirme hacia lo que todavía no es? El verbo prever es la respuesta. Prever significa ver lejos (procul videre), anticipar el porvenir (pro videntia). De esas raíces latinas surge la palabra prudencia: el arte de dar los pasos oportunos para conseguir lo que todavía no tengo. (…). En su origen, prudencia designaba la cualidad máxima de la inteligencia, el arte de elegir bien en cada caso concreto. (Antropología paso a paso. José R. Ayllón) 

 Los resultados no se logran por accidente. Las personas que quieren dar o exigir resultados, deben preocuparse por el impacto de sus acciones, y desarrollar los hábitos necesarios para lograrlos con consistencia.